Sintrom: control

Pregunta

Me gustaría saber cada cuánto hay que repetir los análisis para ver las pautas del Sintrom ya que hasta ahora se lo realizaban en el centro donde estaba y no tengo idea cada cuánto deberé de llevar a mi padre a realizárselas.

Respuesta

El Sintrom (acenocumarol) es un anticoagulante oral que requiere de una monitorización muy estrecha por el escaso margen de seguridad que existe con este medicamento en general.

La monitorización consiste en medir el nivel de efecto que tiene el fármaco, analizando un parámetro biológico denominado tiempo de coagulación, y más concretamente el tiempo de protrombina, el cual se correlaciona con un índice internacional que es el INR.

Este análisis lo que mide básicamente es la velocidad con la que la sangre es capaz de formar un coágulo. El valor normal del INR está en torno a 1 y cuando la coagulación funciona peor este valor aumenta en el análisis, porque el organismo tarda más tiempo en poder formar coágulos.

Lo que hace el Sintrom es inhibir un paso fundamental de la capacitación (transformación a sustancias preparadas para actuar) de unas proteínas de las sangre que se denominan factores de coagulación. Los factores de coagulación son claves para la formación de coágulos en los vasos sanguíneos.

Al provocar el Sintrom una merma en la dotación de factores capacitados para formar los coágulos, la sangre tiene una menor capacidad coagulante y el INR se incrementa. Esto sucede proporcionalmente a la dosis consumida de Sintrom, por lo que el INR es un análisis extremadamente útil y ciertamente fundamental para estimar el grado de actividad en ese deterioro controlado de la coagulación que esta sustancia ejerce.

El que, con el Sintrom, estropeemos de manera controlada la coagulación en un paciente está justificado cuando sabemos que con ello disminuimos el riesgo de que se formen trombos anómalos que puedan obstruir arterias y producir infartos.

Es el caso de algunos problemas de corazón en que la sangre se remansa y hay peligro considerable de que se formen trombos -como en ciertos casos de fibrilación auricular- o en enfermedades de la sangre en que la tendencia a formar trombos se ve excesivamente aumentada (por ejemplo la enfermedad de Leyden), etc.

Este tipo de medicación anticoagulante está salvando muchas vidas en el mundo gracias a la prevención efectiva que consigue de los fenómenos trombóticos.

Sin embargo tiene un problema, que es que su dosificación debe ser exactamente la justa y necesaria, ni más ni menos. Cuando el Sintrom tiene una actividad excesiva se incrementa el riesgo de hemorragias y esto es lo que se debe evitar a toda costa. No debemos quedarnos cortos en disminuir la anticoagulación hasta lo necesario para reducir el riesgo de trombosis, pero no debemos pasarnos o de lo contrario podemos encontrarnos con una coagulación tan deteriorada que se puedan producir hemorragias serias.

Por eso hay que estar controlando el análisis de INR que nos da cuenta de la actividad del Sintrom, con tanta frecuencia como sea preciso. La frecuencia la decide el médico en función del grado de estabilidad del paciente. Si éste tiende a tener subidas y/o bajadas importantes en el INR, la pauta de monitorización ha de ser más frecuente, incluso de análisis diario hasta que el paciente quede estabilizado en un nivel de dosis óptima.

Si el paciente no tiene fuertes altibajos y mantiene un estilo de vida equilibrado, el control del Sintrom puede espaciarse con intervalos de hasta 5 semanas. Más allá de este tiempo no se suele recomendar dejar sin controlar el Sintrom, por lo que los pacientes deben ser conscientes que esta medicación les obliga a estar monitorizados siempre con esa mínima periodicidad, aunque consigan un control excelente de la misma.

Cordialmente,
Dr. Alfonso J. Santiago Marí.


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