Pregunta
Tengo un nódulo a cada lado de la tiroides, de 5cm cada uno. Mi función hormonal, y nivel de hormonas son correctos. Me recomiendan operar. Aparte del miedo queda la incertidumbre del tratamiento hormonal durante el resto de mi vida. Además, hablan de graves problemas en el ajuste de la medicación, más problemas depresivos, de peso, perdida de memoria, etc. ¿Qué es cierto de todo ello? ¿Merece la pena la operación, considerando que el funcionamiento de mi tiroides es hasta ahora correcto?
Respuesta
El bocio es un trastorno consistente en un aumento del tamaño de la glándula tiroides, situada en la parte anterior del cuello. Distintas alteraciones (defectos en la síntesis de las hormonas tiroideas, deficiencia de yodo en la dieta, enfermedades autoinmunes y enfermedades nodulares) pueden conducir a esta alteración a través de diferentes mecanismos.
La enfermedad nodular se caracteriza por un crecimiento desordenado de las células tiroideas, a menudo combinado con un desarrollo gradual de fibrosis de la glándula.
Los nódulos tiroideos son bastante frecuentes ya que afectan al 3%-7% de los adultos cuando se realiza un examen físico. Si utilizamos técnicas más sensibles, como la ecografía, se detectan en uno de cada cuatro individuos adultos. Pueden ser solitarios o múltiples y funcionantes (o productores de hormonas tiroideas) o no funcionantes. Si la función tiroidea está conservada (niveles sanguíneos hormonales normales), la mayoría de los bocios no producen síntomas.
El bocio multinodular (aumento del tamaño de la glándula tiroides por varios nódulos) afecta al 1%-2% de los adultos. Es más común en mujeres que en hombres y su frecuencia aumenta con la edad.
La mayoría de pacientes con este trastorno están asintomáticos y, por definición, tienen los niveles sanguíneos de estas hormonas normales. Típicamente se desarrolla a lo largo de varios años y se detecta en un examen físico rutinario o cuando la persona nota un bulto en el cuello o un aumento en el tamaño de éste.
Si el bocio es suficientemente grande puede al final producir síntomas compresivos en estructuras vecinas, creando dificultad para deglutir (por compresión del esófago), dificultades respiratorias (por compresión de la tráquea) o congestión venosa en la cara y cuello (por compresión de las venas del cuello), pero estos síntomas afortunadamente no son muy frecuentes.
Además del examen físico, es preciso hacer una determinación de las hormonas tiroideas en sangre para descartar hipertiroidismo o hipotiroidismo (exceso o defecto en la producción de las hormonas tiroideas), aunque lo más habitual, como hemos visto, es que la función tiroidea sea normal.
Para evaluar la anatomía del bocio y su extensión en el tórax, se puede recurrir a una tomografía axial computerizada (TAC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) del cuello y el pecho.
El bocio multinodular, como el que usted padece, no parece predisponer al desarrollo de cáncer de tiroides. Por ello y porque no es posible hacer biopsias de todas las lesiones nodulares, las biopsias tiroideas sólo deberían plantearse si se sospecha un cáncer.
La mayoría de los bocios multinodulares pueden manejarse de una forma conservadora. La supresión de la hormona tiroidea activa llamada T4 o tiroxina raramente es eficaz para reducir el tamaño del bocio e introduce el riesgo de desarrollar una complicación llamada tirotoxicosis, por exceso importante de hormona tiroidea activa.
El tratamiento con yodo radiactivo se usa cada vez con mayor frecuencia para tratar este trastorno porque puede disminuir el tamaño del bocio y eliminar selectivamente las regiones autónomas (productoras de hormonas). En la mayoría de los pacientes es posible alcanzar un 40%-50% de reducción del tamaño del bocio con este tipo de tratamientos.
Cuando se presenta una compresión aguda puede ser necesario el tratamiento médico con corticoides o con cirugía para descomprimir el órgano afectado.
La cirugía sigue siendo el tratamiento más eficaz de este problema, pero no está exenta de riesgos, particularmente en pacientes mayores con enfermedad cardiopulmonar subyacente.
Tras la cirugía de los nódulos es habitualmente necesario continuar con un tratamiento médico con hormona tiroidea a largo plazo. Esto es así porque se suele extirpar una parte más o menos importante del tejido de la glándula productor de las hormonas por lo que se provoca un hipotiroidismo que llamamos iatrogénico, es decir, inducido por el médico.
Se hace, por tanto, necesario proporcionar al paciente fármacos que contengan la hormona tiroidea en un tratamiento que denominamos terapia hormonal sustitutiva.
Comprendo su inquietud por la incertidumbre de los tratamientos, el pronóstico de la enfermedad y la idea de tener que ser intervenida quirúrgicamente, pero para su tranquilidad, debo decirle que son fármacos seguros que reponen la hormona que estos pacientes ya no pueden producir de forma natural, se toleran bien, no tienen efectos secundarios dignos de mención e intentan, como digo, sustituir estas hormonas tan importantes para el normal funcionamiento del organismo.
Suele requerirse un ajuste de dosis del medicamento hasta conseguir la dosis adecuada que mantenga los niveles sanguíneos de hormonas tiroideas en su rango normal, con lo que el paciente se encontrará perfectamente.
Para finalizar y en respuesta a su última pregunta, la decisión de operarse siempre depende, en última instancia, del propio paciente una vez analizadas con un médico de su confianza las ventajas y desventajas de los diversos tratamientos que la Medicina puede ofrecer.
Mi impresión personal es que tarde o temprano deberá pasar usted por el quirófano por las razones expuestas anteriormente. En manos de un cirujano experimentado, los resultados son muy buenos.
Cordialmente,
Dr. Salvador Pertusa Martínez.