Pregunta
Hace un mes sufrí un infarto cerebral. Salvo fumar, no tengo ningún otro factor de riesgo. En principio las arterias están bien. El foramen permite pasar 3 ó 4 burbujas, tal como vieron en el ecogradiograma transesofágico, pero no ven conveniente cerrarlo. ¿Pudo haber sido este foramen la causa del infarto? Muchas gracias.
Respuesta
El foramen oval es una malformación congénita del corazón y consiste en un cierre defectuoso entre las aurículas derecha e izquierda. Esta comunicación interauricular es completamente normal en las fases de formación del corazón del feto y necesaria para permitir una adecuada circulación fetal, pero debe cerrarse completamente al momento del nacimiento, cuando se produce la primera respiración, por medio de la cual todo cambia y el niño ha de poder respirar por sí mismo.
Esto ha de suceder y todo orificio entre las cámaras cardiacas derecha e izquierda debe por tanto quedar sellado. Sin embargo a veces el cierre no se produce perfectamente y es cuando persiste la malformación. A veces algún orificio, como el foramen oval, no queda bien cerrado del todo y sigue permitiendo que exista un flujo de sangre directo entre la sangre venosa no oxigenada de la circulación menor de la sangre (corazón derecho) y la sangre arterial oxigenada de la circulación mayor (corazón izquierdo) lo que se denomina cortocircuito o "shunt" venoso-arterial.
La permanencia de este orificio determina lo que se denomina permeabilidad del foramen oval. Esta permeabilidad es tanto más problemática cuanto mayor es la dimensión de la comunicación, pero lo corriente es que la comunicación sea pequeña y que no se produzcan síntomas de ningún tipo por permitir un flujo anómalo sanguíneo escaso.
Es habitual que la persona no sepa que padece este problema y, sin embargo, en todos los casos existe un cierto riesgo de que trombos (coágulos) formados en la circulación venosa de retorno (de la sangre procedente de todo el cuerpo) puedan colarse en la circulación arterial izquierda aprovechando esa comunicación anómala entre aurículas y llegar así a cualquier órgano, como el cerebro, obstruyendo alguna rama arterial del mismo y provocando un infarto. Este infarto afectará al territorio cuyo riego sanguíneo depende de dicha rama vascular.
Por ello, la pregunta de si es posible tener un accidente cerebro vascular por culpa de este tipo de malformación ya le queda contestada; desgraciadamente sí, y se trata de un problema que debe prevenirse a toda costa.
La prevención de nuevos fenómenos tromboembólicos es por tanto muy importante y más en su caso, por la posibilidad de que le haya sucedido todo muy probablemente por culpa de esta malformación.
Esta prevención se lleva a cabo con tratamientos anticoagulantes y/o antiagregantes, pero lógicamente la única solución definitiva es el cierre de esa comunicación anómala. Dicho cierre se ha venido haciendo tradicionalmente por cirugía, y no está ciertamente exento de un importante riesgo.
En los últimos años, afortunadamente, se han ido poniendo en juego otras técnicas no tan invasivas, que consisten en el abordaje percutáneo (sin necesidad de operar directamente a corazón abierto) y la implantación de dispositivos de cierre que son bastante eficaces y disminuyen sensiblemente los riesgos asociados a una operación cardiaca convencional.
La evaluación de hasta qué punto merece la pena arriesgarse en llevar a cabo un cierre del foramen en un paciente adulto se debe realizar en virtud de la seguridad que se tenga de que dicha lesión conlleve un riesgo destacado de trombosis arteriales que no pudiera ser suprimido o al menos muy minimizado con el tratamiento antitrombótico, más otros factores clínicos que deben ser muy cuidadosamente sopesados por el cirujano cardiovascular.
Si le han dicho que no ven conveniente someterle a una intervención para cerrar el foramen oval, confíe en que ese criterio es perfectamente adecuado, porque dicha decisión es delicada y sólo puede tomarse con una evaluación médica rigurosa y muy cuidadosamente particularizada para cada paciente.
Cordialmente,
Dr. Alfonso J. Santiago Marí.