Foramen oval a los 10 meses de edad

Pregunta

A mi hija de 10 meses le detectaron foramen oval persistente, ordenaron una cirugía para colocarle un catéter. El médico explico que por el tamaño tan pequeño del foramen, se corre el riesgo que en la intervención no se encuentre y que por tanto no sea exitosa.

¿Deberíamos entonces esperar a que nuestra hija crezca y sería posible que este foramen se cierre su intervención quirúrgica?

Respuesta

Tenemos en nuestra base de datos una consulta que explica en profundidad el foramen oval, cuya lectura puede resultarle de interés. El enlace:

Malformación: foramen oval

Como podrá leer, en ella se dice:

El foramen oval es una malformación congénita del corazón y consiste en un cierre defectuoso entre las aurículas derecha e izquierda. Esta comunicación interauricular es completamente normal en las fases de formación del corazón del feto y necesaria para permitir una adecuada circulación fetal, pero debe cerrarse completamente al momento del nacimiento, cuando se produce la primera respiración, por medio de la cual todo cambia y el niño ha de poder respirar por sí mismo.

Esto ha de suceder y todo orificio entre las cámaras cardiacas derecha e izquierda debe por tanto quedar sellado. Sin embargo a veces el cierre no se produce perfectamente y es cuando persiste la malformación. A veces algún orificio, como el foramen oval, no queda bien cerrado del todo y sigue permitiendo que exista un flujo de sangre directo entre la sangre venosa no oxigenada de la circulación menor de la sangre (corazón derecho) y la sangre arterial oxigenada de la circulación mayor (corazón izquierdo) lo que se denomina cortocircuito o shunt venoso-arterial.

La permanencia de este orificio determina lo que se denomina permeabilidad del foramen oval. Esta permeabilidad es tanto más problemática cuanto mayor es la dimensión de la comunicación, pero lo corriente es que la comunicación sea pequeña y que no se produzcan síntomas de ningún tipo por permitir un flujo anómalo sanguíneo escaso.

Es habitual que la persona no sepa que padece este problema y, sin embargo, en todos los casos existe un cierto riesgo de que trombos (coágulos) formados en la circulación venosa de retorno (de la sangre procedente de todo el cuerpo) puedan colarse en la circulación arterial izquierda aprovechando esa comunicación anómala entre aurículas y llegar así a cualquier órgano, como el cerebro, obstruyendo alguna rama arterial del mismo y provocando un infarto. Este infarto afectará al territorio cuyo riego sanguíneo depende de dicha rama vascular.


Y, en respuesta a sus preguntas concretas, anadiría:

Aproximadamente el 30 % de los corazones de adultos normales presentan un foramen u orificio oval persistente. Los defectos normalmente oscilan de 1 a 10 mm de diámetro máximo.

Actualmente, un foramen oval persistente no se considera un defecto del tabique entre las aurículas porque no se pierde o falta ningún tejido del tabique. El paso de la sangre entre las aurículas no puede producirse ya que la presión en la aurícula izquierda supera o es mayor que la de la aurícula derecha y la pequeña válvula restante del llamado septum primum o tabique primario del forman oval es competente. Sin embargo, en las primeras semanas de vida sí es frecuente el paso de sangre de la aurícula izquierda a la derecha.

La existencia de un paso de sangre de grado leve durante el periodo neonatal, especialmente en niños prematuros, es tan frecuente que habitualmente se considera una variante de la normalidad.

En cuanto al tratamiento, un foramen oval persistente que se detecta de forma casual, por lo general no requiere ni seguimiento ni tratamiento alguno.

El riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular asociado al descubrimiento casual de un foramen oval persistente en personas sin síntomas es incierto. Además, el papel del tratamiento preventivo en este contexto no ha sido establecido. Por lo tanto, en pacientes con foramen oval persistente sin síntomas, como parece ser el caso de su hija, una actitud prudente y que aconsejan muchos expertos es NO tratar la anomalía del tabique auricular.

No obstante, para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular deberían abordarse de forma apropiada otros factores de riesgo cardiovascular modificables que pueda tener el paciente.

En este caso, al ser una niña, las posibilidad de esos factores de riesgo cardiovascular comentados (tabaquismo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, etc.) son prácticamente nulos y no deberían tomarse en cuenta.

Esperando haber podido ser de ayuda reciba un cordial saludo,

Dr. Salvador Pertusa Martínez


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