Un fuerte sentido de la propia vida podría reducir el daño en el tejido cerebral de los mayores, sugiere una investigación reciente.

Se puede encontrar significado en la vida de muchas formas
Las autopsias de adultos de entre 80 y 89 años de edad revelaron que los que sentían que su vida tenía un significado sufrían muchos menos "infartos macroscópicos" (los daños producidos en áreas del cerebro por falta de flujo sanguíneo).
Se cree que ese tipo de daño en el tejido cerebral fomenta el riesgo de contraer demencia, problemas motores, discapacidad y/o muerte, muchas características clásicas de la vejez.
"Es sabido que los estados emocionales negativos, como sentirse solo o triste, se asocian con muchos problemas de salud”, señaló la coautora del estudio, Dra. Patricia Boyle, del Rush University Medical Center, en Chicago.
Esos problemas pueden incluir muerte precoz, mayores probabilidades de contraer demencia y Alzheimer, o riesgo más alto de discapacidad, anotó.
El beneficio de un fin en la vida
"Lo reamente positivo de este nuevo trabajo es que nos centramos en el impacto positivo de tener una finalidad en la vida", añadió Boyle. "Un sentimiento de bienestar y un sentido de que la vida de uno tiene alguna finalidad, de que se está haciendo algo importante; un estado mental positivo protege de alguna forma en la vejez”.
Los autores del estudio anotaron que la restricción del flujo sanguíneo en el cerebro aumenta el riesgo de daño del tejido y accidente cerebrovascular.
Para el estudio, los investigadores realizaron biopsias a 453 adultos mayores que se habían inscrito en el Memory and Aging Project cuando tenían entre 80 y 89 años de edad, y que seguían estando aparentemente libres de demencia. La edad promedio en el momento de la autopsia fue de 84 años.
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Se encontró que alrededor de una cuarta parte habían experimentado un accidente cerebrovascular antes de morir. Casi la mitad tenían señales de daños de diversa importancia en el tejido cerebral.
Cuando se compararon las evaluaciones psicológicas anuales con los resultados de las autopsias, el equipo de investigación determinó que los pacientes caracterizados por tener un potente sentido de la finalidad de la vida presentaban una probabilidad 44 por ciento menor de haber sufrido un daño mayor en el tejido cerebral, o sea, infartos visibles a simple vista.
El hallazgo se sostuvo de forma independiente, incluso tras tomar en cuenta los antecedentes de cada paciente de hipertensión, accidente cerebrovascular, actividad física, diabetes, depresión y/o Alzheimer, señalaron los investigadores.
"La investigación médica tiende a centrarse en los factores que pueden aumentar el riesgo de enfermedad", anotó Boyle. "Pero la salud y el bienestar no son solo la ausencia de enfermedad. Cuando observamos la vejez, no deberíamos esforzarnos solo por prevenir la enfermedad, sino por la vitalidad, la salud y la felicidad".
Los investigadores adujeron que se puede encontrar significado en la vida de muchas formas: voluntariado, cuidado de familiares, aprender cosas nuevas o involucrándose en tareas de la comunidad.
"Uno puede encontrar lo que le motiva a ser útil y positivo, y esforzarse en ello, y al hacerlo logrará una diferencia en la salud", aseguró Boyle.
El estudio aparece en la revista Stroke. Puede leer un resumen aquí.