¿Qué régimen?
Todos los regímenes funcionan, pero no todos permiten adelgazar en buenas condiciones y, sobre todo, no todos permiten mantenerse en el peso sin recaídas.

Algunos regímenes comportan riesgos
Perder peso sin perjuicio para la salud, sin carencias, y conservar en el tiempo el peso logrado es posible, pero no siempre sabemos cómo elegir entre todos los regímenes existentes en el mercado.
Si bien todos los regímenes posibles consisten en limitar el aporte calórico, no todos están desprovistos de riesgo.
Cuando nos decidimos a empezar un régimen, podemos orientarnos por un deseo de perder peso rápidamente, aunque adelgacemos «mal».
Entre los regímenes de las revistas, los que están de moda y los regímenes «milagrosos» que prometen una pérdida de peso demasiado rápida (como «pierda 10 kg en 10 días…») no siempre sabemos qué elegir.
Los diferentes tipos de régimen
Los regímenes habituales, por ejemplo, los que encontramos en las revistas cuando se acerca el verano, son idénticos para todo el mundo, a pesar de que las necesidades de cada uno de nosotros son diferentes. No tienen en cuenta la edad, la corpulencia, el objetivo de pérdida de peso o los deseos de cada individuo. Son directivos, no dejan elegir entre distintos alimentos y hacen caso omiso de los hábitos de comidas de cada candidato.
Exigen centrarse en alimentos muy específicos que tenemos la obligación de consumir. Perder peso se convierte en algo pesado y fastidioso, que podemos mantener durante un tiempo, pero difícilmente a largo plazo.
Los regímenes desequilibrados son los que suprimen grupos de alimentos (sin glúcidos como féculas, pan o fruta, sin materias grasas, regímenes disociados, de proteínas…). Más o menos rápidamente, pero de forma inevitable, acaban produciendo cansancio, irritabilidad, frustración, falta de energía e incluso pérdida de masa muscular.
Además, cuando los seguimos durante mucho tiempo, provocan carencias de nutrientes o de micronutrientes (vitaminas y minerales), lo que puede hacerlos peligrosos para la salud y producir problemas cardiacos, renales... incluso cáncer. Además suelen acabar en abandono, incluso antes de haber alcanzado el objetivo de peso, lo que provoca una recuperación rápida de los kilos perdidos, o incluso más.
Los regímenes demasiado restrictivos en términos de calorías también se abandonan rápidamente, pues provocan una sensación de hambre y frustración. Es fácil perder peso cuando no se come lo suficiente. ¡Sabemos que es mejor levantarse de la mesa con un poco de hambre, pero no hasta el punto de tener tanta hambre como al sentarse! Los regímenes demasiado restrictivos permiten el consumo de alimentos en cantidades demasiado pequeñas, son difíciles de seguir y no tienen en cuenta el apetito de cada cual.
Entonces... ¿Qué hacer?
A lo largo de las próximas semanas publicaremos cierto número de artículos que aclaran qué sí y qué no, mitos y realidades de las aportaciones y problemas que presentan las carencias de algunos nutrientes. Desengáñese: si el aporte calórico consumido es mayor que el que el cuerpo ‘quema’ en la actividad diaria, engordará. En este artículo explicamos cómo perder peso de la forma más sana, sin perjuicio para el organismo.