Peores noticias (¡todavía!) para los parados: el riesgo de ataque cardiaco aumenta con el desempleo, sobre todo el primer año, según una investigación reciente.
Los riesgos cardiacos podrían ser tan altos como los provocados por el tabaco, la diabetes o hipertensión.
Los investigadores, que entrevistaron a casi 13.500 adultos durante casi 20 años, añadieron que los hallazgos parecen aplicarse de igual forma a hombres y mujeres de todos los grupos raciales y étnicos importantes.

El riesgo de ataque cardiaco es más elevado entre los parados
©Madridpress
Los jubilados voluntariamente, no
"Nuestro estudio investigó cómo las distintas dimensiones de la inestabilidad laboral se asociaban con un mayor riesgo de ataque cardiaco", señaló el director del estudio, Dr. Matthew Dupre, del departamento de medicina comunitaria y familiar de la Duke University en Durham, Carolina del Norte.
"Los resultados muestran que los riesgos de ataque cardiaco son significativamente más elevados entre los desempleados, y que los riesgos aumentan con cada pérdida adicional de trabajo", añadió.
La jubilación voluntaria no se asoció con un aumento en los problemas de salud cardiaca.
Menos previsible
"Se sabe que el tabaquismo es un factor de riesgo para los problemas cardiovasculares, los patrones de uso de tabaco a largo plazo son predictores más potentes del riesgo", anotó Dupre. "De forma similar, no es el inicio de la hipertensión o de la diabetes tipo 2 lo que aumenta el riesgo de ataque cardiaco, sino la presión que esas enfermedades ejercen sobre el sistema cardiovascular con el tiempo. Nuestros hallazgos respecto a los antecedentes de desempleo se hacen eco, en gran medida, de estas asociaciones prolongadas y acumulativas".
Para el estudio, publicado en la revista Archives of Internal Medicine, los autores analizaron las respuestas bianuales sobre el estatus de desempleo provistas entre 1992 y 2010 por los participantes del Estudio de salud y jubilación de EE. UU., que tenían entre 51 y 75 años de edad. Las respuestas se correlacionaron con la incidencia de ataque cardiaco en el mismo periodo.
Bajos ingresos, niveles educativos bajos, sobrepeso (u obesidad), hipertensión, diabetes, y un estilo de vida sedentario también aumentaron el riesgo de ataque cardiaco.
Pero los autores hallaron que independientemente de todos los otros factores de riesgo, las probabilidades de experimentar un ataque cardiaco aumentaban con cada pérdida de un empleo (hasta cuatro o más pérdidas), cuando se comparaba con los que nunca habían perdido un trabajo.
Además, aunque el primer año de desempleo se asoció con un aumento en el riesgo de ataque cardiaco, el desempleo superior a un año no pareció elevar más el riesgo.