Consumo de pescado y demencia

Consumo de pescado y riesgo de demencia

Estudios previos han demostrado que el consumo de pescado se asociaba con menor riesgo de desarrollar demencia y accidentes vasculares cerebrales. El pescado es una fuente directa de ácidos grasos omega 3, un tipo de grasa poliinsaturada que se ha asociado con un menor riesgo de Enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo por sus propiedades protectoras del tejido nervioso y de un normal funcionamiento del cerebro.

En resumen:

Este estudio sugiere que el pescado previene contra las demencias

En un reciente trabajo, los investigadores examinan si el consumo de pescado y ácidos grasos omega 3 con la dieta se asociaba con un deterioro cognitivo relacionado con la edad entre una amplia población de ancianos.

Fueron estudiados más de 6.000 personas mayores de 65 años a quienes se sometió a diferentes pruebas cognitivas, obteniendo sus puntuaciones. Los resultados mostraron un ligero descenso anual de las puntuaciones obtenidas en las pruebas cognitivas. El consumo de pescado se asoció con una tasa de deterioro cognitivo más lenta en modelos mixtos ajustados por edad, sexo, raza, nivel de educación, actividad cognitiva, actividad física, consumo de alcohol y consumo energético total. El deterioro cognitivo fue más lento en las personas que consumían pescado una vez por semana, y aún más lento si consumían pescado dos o más veces semanales, con una reducción del 10% al 13% anual.

Los investigadores concluyen que el consumo de pescado puede asociarse con un deterioro cognitivo más lento con la edad aunque señalan que hacen falta más estudios para determinar si la composición de grasa del pescado es la causa de esta mejoría.

Parece pues que el consumo de pescado protege al cerebro de los efectos del envejecimiento. ¡A comer pescado!

Fish consumption and cognitive decline with age in a large community study (Consumo de pescado y deterioro cognitivo con la edad en un amplio estudio comunitario)M.C. Morris, D.A. Evans, C.C. Tangney, J.L. Bienias, R.S. Wilson. Arch Neurol. 2005; 62:1-
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