Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, el 31 de mayo, la OMS exhorta a los países a aumentar los impuestos sobre el tabaco para animar a los consumidores a dejar de fumar y evitar que otras personas empiecen.
Basándose en los datos de 2012, la OMS estima que un aumento del 50 % en los impuestos al tabaco en todos los países reduciría el número de fumadores en 49 millones en los próximos tres años y, en última instancia, salvaría 11 millones de vidas.
En la actualidad, cada seis segundos muere una persona debido al consumo de tabaco. Las enfermedades directamente relacionadas con el tabaco matan a la mitad de sus consumidores. También ocasiona gastos considerables para las familias, las empresas y los gobiernos.

Si no se toman medidas, en 2030 el tabaco matará a más de 8 millones al año
"Aumentar los impuestos sobre el tabaco es la manera más eficaz de reducir el consumo y salvar vidas", afirma la Directora General de la OMS, Dra. Margaret Chan. "Una medida decidida sobre la política fiscal relativa al tabaco golpea a la industria donde más le duele."
Los jóvenes, los más beneficiados
Los precios elevados son particularmente eficaces para disuadir a los jóvenes, y a las personas de ingresos más limitados, de comenzar a fumar.
"Los aumentos de precio son dos o tres veces más eficaces para reducir el consumo de tabaco entre los jóvenes que entre los adultos", dice el Dr. Douglas Bettcher, Director del Departamento de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles de la OMS.
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"Toda política fiscal puede ser controvertida, pero esta es una subida de impuestos que todos pueden apoyar. En la medida en que aumentan los impuestos al tabaco, disminuyen la muerte y la enfermedad".
Bueno también para la economía
La OMS calcula que si todos los países aumentaran los impuestos al tabaco en un 50%, los gobiernos podrían incrementar sus ingresos globales en más de 100.000 millones de dólares.
"Esos fondos adicionales podrían, y deberían, utilizarse para promover la salud y ejecutar programas sociales ", agrega el Dr. Bettcher.
Francia, por ejemplo, ya ha visto los beneficios derivados de la fiscalidad elevada sobre el tabaco. Entre 1990 y 2005 Francia triplicó los precios de los cigarrillos, lo que dio lugar a una disminución de las ventas de más de un 50%. Unos años más tarde, el número de jóvenes que morían de cáncer de pulmón en Francia comenzó a descender.
Si no se adoptan medidas, para 2030 el tabaco matará a más de 8 millones de personas cada año, de las cuales más del 80% serán habitantes de países de bajos y medianos ingresos.