Obligar a los preescolares a la siesta puede ser un error

Esta es la conclusión de un estudio llevado a cabo en Australia.

Los niños de más de dos años que se echaban la siesta tendían a irse a la cama más tarde y a dormir menos que los que dejaron de echársela, hallaron los investigadores.

"Es sorprendente encontrar tan pocos estudios sobre la siesta en la niñez temprana, dada la importancia del sueño para el bienestar de los niños y sus padres", comentaron las autoras del estudio, Dras. Karen Thorpe y Sally Staton, de la School of Psychology and Counselling en la Queensland University of Technology, en Australia.

No necesariamente las siestas son nocivas para el sueño

©Courtesy of Castillo at FreeDigitalPhotos

"El hallazgo más significativo de nuestro estudio es que las investigaciones actuales no avalan la bondad de obligar a los niños en edad preescolar a echarse la siesta para mejorar su salud y bienestar", apuntaron las autoras. "Con frecuencia se da por sentado que la siesta en la niñez temprana tiene un beneficio universal, y esa suposición en realidad no ha sido cuestionada por la investigación hasta ahora".

Las investigadoras revisaron 26 estudios relacionados con las siestas en niños de hasta 5 años de edad. Buscaron información sobre los patrones nocturnos de sueño y observaron aspectos conductuales, el estrés, la obesidad, los accidentes y las capacidades de pensamiento.

La siesta diurna solo se vinculó de forma constante con quedarse dormido más tarde, dormir menos en general y tener un sueño de peor calidad, sobre todo entre los niños a partir de los 2 años, encontró el estudio.

Los hallazgos aparecen en la revista Archives of Disease in Childhood.

Según Thorpe y Staton, los hallazgos de la revisión no significan necesariamente que las siestas siempre sean nocivas para el sueño. En lugar de ello, la investigación mostró que no hay evidencias para fomentar las siestas en los niños que las han superado de forma natural con la edad.

No hay edad fija

Las investigadoras anotaron que no hay una edad fija en que los niños deban dejar la siesta.

"La edad de 2 años no se debe considerar como un punto definitivo en que se debe disuadir de las siestas", enfatizaron las investigadoras. "En lugar de ello, los padres de los niños pequeños deben responder a la necesidad de sueño individual de su hijo".

Añadieron que "dado que los años preescolares son unos importantes años de transición desde el punto de vista del sueño, y que los niños difieren en todo lo imaginable, es probable que las siestas puedan ser útiles para algunos niños en edad preescolar, y contraproducentes para otros".

La mayoría de los niños dejan atrás las siestas antes de los 5 años, por lo general antes de los 3 ó 4, según las autoras del estudio.

"Aunque hay muchas evidencias de que el sueño nocturno es importante, actualmente no sabemos mucho sobre la función del sueño diurno", anotaron las investigadoras. "Hay ciertas evidencias de que el sueño diurno puede beneficiar al funcionamiento cognitivo y conductual, pero simplemente no hay suficiente información como para ofrecer una respuesta clara en este momento".

Todos los expertos concurrieron en que la clave para aprender más sobre cómo las siestas influyen sobre los niños en edad preescolar es realizar estudios adicionales.

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