Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 35,6 millones de personas viven con demencia en todo el mundo, cifra que asegura se duplicará cada 20 años, llegando a los 65,7 millones en 2030 y 115,4 millones en 2050.

Los mayores son vulnerables al abandono físico
Los países de bajos y medianos ingresos serán los más afectados.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado este lunes, ha actualizado su informe dedicado a la salud mental y personas mayores. Así, advierte de que el 20 por ciento de los adultos mayores de 60 años sufren algún trastorno mental o neurológico. Los más comunes de los trastornos neuropsiquiátricos en este grupo de edad son la demencia y la depresión.
"Además de los acontecimientos estresantes habituales, muchos adultos mayores pierden su capacidad para vivir independientemente debido a limitaciones físicas, dolor crónico, debilidad u otros problemas mentales o físicos” -lo que constituye los factores que provocan un aumento de estos problemas en las personas mayores- “y requieren algún tipo de atención a largo plazo".
Además, añade, "las personas mayores son más propensas a experimentar eventos como el duelo, una caída en el nivel socioeconómico con la jubilación o la discapacidad. Todos estos factores pueden resultar en el aislamiento, la pérdida de la independencia, la soledad y la angustia psicológica en personas mayores"; a esto hay que añadir que "son vulnerables al abandono físico y el maltrato", lo que puede provocar problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad.
Diagóstico precoz
Ante esta situación, la OMS afirma que es "esencial" el reconocimiento precoz y el tratamiento de los trastornos mentales, neurológicos y de fondo en los adultos mayores, por lo que recomienda las intervenciones psicosociales y el uso de los fármacos disponibles.
En el caso de la demencia, para la que no existen medicamentos disponibles, la OMS la reconoce como "una prioridad de salud pública", y recuerda que "se puede hacer mucho para apoyar y mejorar la vida de las personas con demencia y sus cuidadores y familias". Así, además del diagnóstico precoz, recomienda optimizar la salud física y psicológica, incluyendo la identificación y el tratamiento, que acompaña la enfermedad física, aumentar la actividad física y cognitiva y la optimización de su bienestar.
Asimismo, demanda por el bien de la población afectada por algún trastorno mental, "un entorno legislativo adecuado y de apoyo sobre la base de las normas internacionalmente aceptadas de derechos humanos para garantizar la más alta calidad de los servicios a las personas con enfermedades mentales y sus cuidadores".