Estudiar música de niños ayuda a procesar mejor los sonidos, de mayor

Los adultos que tomaron clases de música de niños tienen una respuesta cerebral más rápida al sonido de la voz que las personas que nunca han tocado un instrumento, aun sin seguir con la música en décadas.

El hallazgo sugiere que la formación musical temprana tiene un efecto positivo y duradero en la forma en que el cerebro procesa el sonido.

Tocar un instrumento en la juventud facilita una respuesta más rápida al habla

La edad conlleva cambios en el cerebro que comprometen la audición, de forma que, por ejemplo, el cerebro de los mayores muestra una respuesta más lenta a los sonidos que cambian rápidamente, lo cual es clave en la interpretación del discurso. Sin embargo, estudios anteriores revelaron que las reducciones relacionadas con la edad no son inevitables: el entrenamiento musical durante toda la vida puede compensar estas y otras disminuciones cognitivas.

Respuesta más rápida al habla

La directora del estudio, Dra. Nina Kraus, junto con otros colegas de la Northwestern University, en Evanston, Illinois, estudiaron si la formación musical temprana se asocia con cambios en la forma en que el cerebro responde al sonido décadas más tarde. Los expertos encontraron que los participantes que tocaron instrumentos durante más años en su juventud respondieron de forma más rápida al habla. El estudio se publicó en la revista Journal of Neuroscience.

"Este estudio sugiere la importancia de la educación musical de los niños de hoy y durante décadas para un envejecimiento saludable", resaltó Kraus.

Para la investigación, 44 adultos sanos de 55 a 76 años escucharon una sílaba ("da") de una voz sintetizada mientras se medía la actividad eléctrica en el tronco cerebral auditivo, la región cerebral que procesa el sonido y centro del desarrollo cognitivo y sensorial.

Los investigadores descubrieron que, a pesar de que ninguno de los participantes había tocado un instrumento en casi 40 años, los que tuvieron una formación musical entre los 4 y los 14 años registraron la respuesta más rápida a los sonidos del habla, del orden de una milésima de segundo.

"Ser una milésima de segundo más rápido puede no parecer mucho, pero el cerebro es muy sensible a los tiempos y una milésima de segundo en millones de neuronas puede marcar una diferencia real en la vida de los mayores. Estos resultados confirman que las inversiones que hacemos en nuestro cerebro a temprana edad generan dividendos años más tarde", concluyó.

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