Torsión testicular

¿Qué es la torsión testicular?

La torsión testicular es un problema que se produce con poca frecuencia (en 1 de cada 4.000 varones menores de 25 años), pero con potenciales consecuencias importantes. La adolescencia es la época de mayor riesgo (15-16 años), aunque puede ocurrir en recién nacidos y en adultos.

Los testículos se encuentran anclados de una forma muy laxa en el escroto y, en raras ocasiones, se torsionan.

Los testículos están alimentados por vasos sanguíneos que, junto con los nervios y los conductos que transportan el esperma (deferentes), van a través del cordón espermático desde la cavidad abdominal hasta el escroto. Los testículos se encuentran anclados de una forma muy laxa en el escroto y, en raras ocasiones, se torsionan (giran sobre su eje longitudinal), de tal forma que puede quedar bloqueado el flujo sanguíneo hacia los testículos, primero el de las venas y, más tarde, el de las arterias, que es el que puede comprometer la supervivencia del testículo.

¿Qué se siente al sufrir una torsión testicular?

Los niños con torsión testicular padecen un dolor e inflamación repentinos del escroto. El testículo empieza a doler de forma intensa, de tal modo que incluso provoque náuseas y vómitos. Hay que distinguirlo de una infección del testículo (orquioepididimitis aguda), que puede producir unos síntomas similares, pues en caso de que se trate de una torsión, es fundamental aplicar el tratamiento de forma urgente.

El diagnóstico es más difícil en niños recién nacidos, puesto que puede aparecer únicamente como una masa en el escroto con pocos síntomas acompañantes.

¿Cómo se diagnostica la torsión del testículo?

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Los síntomas y la exploración son la clave del diagnóstico. En caso de duda, se puede solicitar una ecografía doppler del escroto, para que nos indique si está presente el riego arterial en los testículos. No obstante, lo más aconsejable en caso de duda es realizar una exploración quirúrgica.

¿Cómo se trata la torsión testicular?

El tratamiento recomendado es la intervención quirúrgica inmediata, lo ideal es que sea antes de seis horas, después del comienzo del dolor, para reducir al máximo las posibilidades de que el testículo sufra una lesión importante.

A través de una pequeña incisión en el escroto (más frecuente) o en la ingle, se accede al testículo y se comprueba si existe la torsión. Dado que es una intervención de corta duración y con un muy bajo riesgo, es aconsejable llevarla a cabo en caso de que existan dudas sobre el diagnóstico, pues un retraso mayor de 24 horas puede, incluso, suponer la pérdida del testículo. En caso de que se compruebe la torsión, se elimina ésta, y la circulación sanguínea hacia los testículos vuelve a ser normal. Para evitar que se produzca de nuevo una torsión, los testículos se suturan (fijación testicular) a la parte interna del escroto. Es conveniente fijar el otro testículo en el mismo acto quirúrgico.

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Previamente a la intervención, puede intentarse la destorsión manual, que sólo es efectiva en uno de cada cinco pacientes y suele requerir medicación analgésica o incluso la sedación del paciente.

En los casos en los que se ha obstruido la circulación de la sangre durante un periodo prolongado, puede ser necesario incluso la extirpación del testículo. La operación se denomina orquiectomía. Si sólo se extirpa un testículo, la capacidad de reproducción no tiene por qué verse afectada, al igual que la de producción de testosterona (principal hormona masculina). En estos casos, se estudiará la colocación de una prótesis (implante) en el testículo, para restaurar la imagen corporal.

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