Por qué algunos no enferman nunca

¿Es una cuestión genética, pura suerte o hay algún secreto en esa "salud de hierro"?

Diferentes investigaciones llevadas a cabo a lo largo del tiempo sugieren que, como media, cada uno de nosotros tendrá cosa de 200 catarros a lo largo de la vida. Pero ¿qué pasa con esa gente que parece que nunca cae enferma? Esos que respiran felices el aire invernal, mientras los demás tosemos y estornudamos y moqueamos. Probablemente todos conocemos a alguien... Y surge la pregunta: ¿Tienen algún secreto?

Mujer mayor sonriente haciendo labores de jardinería

Bueno, pues parece que no; al menos, la ciencia no lo ha encontrado (todavía). Pero es innegable que algunos tienen más dolencias que otros y no hay indicios –ni mucho menos evidencia– de que haya factores medibles en juego.

Algunos heredan unos genes del sistema inmunitario que le permite tener a raya a determinados virus, lo que no significa que tengan mejores sistemas, sino que responden mejor ante esos virus. Es cuestión de diversidad, una característica inherente a los sistemas inmunitarios; y precisamente esa diversidad es fundamental para la supervivencia de nuestra especie ante la enfermedad.

En declaraciones a The Guardian, el doctor Daniel Davies, profesor de inmunología en la Universidad de Manchester, explicó que esa diversidad es la que hace que cualquier intento de generalización sobre inmunidad sea poco menos que un cuento chino. Agregó que hay que cuestionar hasta los beneficios de esos productos que afirman reforzar los niveles de inmunización, como suplementos vitamínicos o infusiones supuestamente saludables, muchos de ellos dirigidos a quienes sufren aparentemente más con las enfermedades.

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Un sano estilo de vida

La ciencia, ya hemos visto, no avala el concepto de salud “sobrehumana” (al menos no todavía). Pero es bien conocido, y esto sí está documentado en numerosos estudios, que un cierto estilo de vida resulta de una impagable ayuda en el refuerzo del sistema inmunitario y en la lucha contra ese catarro que está invadiendo tu casa o tu oficina. Nuestros trucos:

Exposición temprana

Puede ser ya tarde si eres adulto, pero exponer a los niños durante el crecimiento a ciertos niveles de bacterias y virus supondrá un sistema inmunitario más resistente con la edad. Podrían ser menos sensibles a ciertas alergias, por ejemplo. A esto se le llama “hipótesis de la higiene” y está avalado por muchas investigaciones que advierten que el abuso de productos desinfectantes y antibacterianos, y la evitación a ultranza de cualquier grado de suciedad es perjudicial para el desarrollo de bacterias intestinales sanas. Lo que los castizos llaman la “vitamina M”.

No se trata, evidentemente, de animar a los niños a comer cosas dudosas o a no lavarse adecuadamente. Pero es bueno que salgan a jugar a la calle... y no preocuparse demasiado con el grado de suciedad que traigan a casa.

Ejercicio

La recomendación generalmente aceptada es de dos horas y media de ejercicio semanal, durante cinco días, o sea, de media hora diaria, con moderada actividad aeróbica, combinada con dos sesiones de ejercicio de fuerza.

La evidencia muestra que el ejercicio regular fortalece el sistema inmunitario y favorece la circulación... por no mencionar la larga serie de otras indiscutibles ventajas que aporta, tanto físicas como mentales.

Sueño

Está demostrada la influencia del (buen) sueño en el sistema inmunitario. Existe un estudio que muestra que las probabilidades de coger un resfriado son cuatro veces y media mayores en quienes duermen cinco hora y media diarias, comparados con quienes duermen siete.

Estrés

Davies enfatiza que el estrés es el vínculo más sólidamente comprobado en el impacto del estilo de vida en el sistema inmunitario. Esto se debe, parcialmente, a que a largo plazo el estrés genera la secreción de cortisol, que neutraliza las células del sistema inmune y, básicamente, les indica que paren de luchar contra cualquier potencial virus o enfermedad.

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