Infecciones de transmisión sexual por clamidias

¿Qué son las clamidias?

Las clamidias son un grupo especial de bacterias de pequeño tamaño que pueden ser parásitas en el interior de las células de los hombres y otros animales.

La infección por clamidias es una enfermedad de transmisión sexual que afecta principalmente a los jóvenes y puede no presentar síntomas.

Existen tres especies diferentes: Chlamydia psittaci, Chlamydia pneumoniae y Chlamydia trachomatis. Las dos primeras causan fundamentalmente infecciones respiratorias, incluyendo pulmonías. El estudio de la posible relación causal de Chlamydia pneumoniae con las lesiones de arteriosclerosis ha despertado gran interés en los últimos tiempos.

Por el contrario, la Chlamydia trachomatis da lugar sobre todo a infecciones de transmisión sexual e infecciones oculares, comportándose de forma diferente en occidente y en el tercer mundo.

En algunos países poco desarrollados de África, Oriente medio, Asia y América latina produce el tracoma, una forma de conjuntivitis crónica que da lugar al 15% de todos los casos de ceguera en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud existen 146 millones de afectados que sería necesario tratar para erradicar esta causa de ceguera. También puede producir una enfermedad de transmisión sexual caracterizada por una gran inflamación de los ganglios de la ingle que se conoce como linfogranuloma venéreo.

¿Saber más?

En el mundo occidental las infecciones causadas por Chlamydia trachomatis suelen producir inflamación del aparato genital. En conjunto, constituye la enfermedad bacteriana de transmisión sexual más frecuente, muy por delante de la gonorrea o de la sífilis. Al no ser una enfermedad "de declaración obligatoria", la verdadera incidencia de la infección por clamidias en España no es conocida. La clamidia afecta sobre todo a adultos jóvenes y a adolescentes, y en el caso de las mujeres puede dar lugar a complicaciones graves como infertilidad y transmisión de la infección al recién nacido.

¿Cómo se contagia?

En nuestro medio la infección por Chlamydia trachomatis es una enfermedad de transmisión sexual, excepto en el caso de los recién nacidos de una madre infectada, que se contagian al atravesar el canal del parto.

¿Por qué se produce?

Las clamidias son capaces de unirse a la membrana de las células humanas y de introducirse en su interior. Una vez allí aumentan de tamaño y se multiplican, dando lugar a muchas nuevas clamidias que se liberaran al morir la célula en que se hospedaban. Las nuevas bacterias vuelven a unirse a otras células, infectándolas e iniciando un nuevo ciclo.

Consultas al médico

Vea en 'Pregunte al médico' algunas consultas efectuadas por nuestros usuarios y respondidas por NetDoctor. Le sugerimos la lectura de:

La enfermedad puede producir:

  • En el varón: inflamación de la uretra (uretritis) o del recto (proctitis)
  • En la mujer: inflamación de la uretra, del recto o del cuello del útero (cervicitis)
  • En el recién nacido: conjuntivitis e infecciones respiratorias.

¿Qué síntomas produce la infección por Clamidias?

En el hombre

En el varón lo más frecuente es la aparición de síntomas de uretritis entre tres días y tres semanas después del contagio:

  • Escozor al orinar
  • Salida de exudado, con aspecto de mucosidad o de pus, por el orificio de la uretra.

Hasta en la mitad de los casos, la uretritis produce pocos o ningún síntoma. Esto facilita que no se diagnostique y que la infección se disemine por el aparato genital masculino hasta el epidídimo (epididimitis), lo que produce dolor en el testículo y, a largo plazo, puede afectar a la fertilidad.

En el caso de relaciones sexuales anales, pueden existir síntomas por inflamación del recto (diarrea, dolor al defecar, mucosidad o sangrado por el ano).

En la mujer

En la mujer lo más frecuente es que no haya síntomas pese a una infección del cuello del útero (en el útero o matriz, el cuello es la zona más próxima a la vagina y la que se comunica con ella). En caso de existir síntomas, suelen deberse a inflamación del cuello del útero o la uretra. Los más frecuentes son:

  • Incremento de la secreción vaginal o secreción purulenta
  • Molestias durante las relaciones sexuales
  • Pequeños sangrados por vagina tras el coito o de forma espontánea
  • Escozor al orinar
  • Aumento de la frecuencia urinaria
  • Secreción uretral purulenta (raro).

La ausencia de síntomas da lugar a que la infección no se trate y ello facilita la progresión de la clamidia por el aparato genital femenino, pudiendo producirse inflamación del cuerpo del útero (endometritis) y las trompas (salpingitis). La inflamación de la trompa puede dar un cuadro de dolor abdominal con fiebre llamado enfermedad inflamatoria pélvica y, en los casos más graves, peritonitis o producir cicatrices que interferirán con la posibilidad de fecundación y anidamiento correcto del óvulo, dando lugar a infertilidad o embarazos ectópicos. La afectación de la matriz puede dar lugar problemas durante el embarazo incluyendo partos prematuros y bajo peso de los recién nacidos.

En ambos sexos se puede producir un linfogranuloma venéreo. Esta forma de presentación es rara en occidente y sólo son capaces de producirla algunas cepas de la bacteria. Se caracteriza por la aparición de una pequeña lesión genital (bultito, ampolla o úlcera), en general en el pene o los labios de la vulva, que muchas veces pasa desapercibida, que se sigue por aparición de fiebre, afectación general y grandes ganglios dolorosos en la ingle que pueden llegar a supurar.

En el recién nacido

El recién nacido se puede infectar en el aparato genital femenino durante el parto. Lo más frecuente es la aparición de conjuntivitis entre una y dos semanas después del nacimiento, pero también pueden producirse infecciones respiratorias, incluyendo pulmonía, durante el primer trimestre de vida.

¿Cómo se diagnostica?

Las infecciones por clamidias son frecuentes en nuestro medio, por lo que el médico deberá considerar esta posibilidad ante cualquier persona joven, sexualmente activa, con síntomas de enfermedad del aparato genital y en cualquier recién nacido con infección ocular.

Desgraciadamente, como la mayoría de los casos no tienen síntomas, es infrecuente que la persona infectada acuda al médico, excepto en los casos en que desconfía de alguna relación sexual previa. De hecho en algunas zonas se han llevado a cabo estudios en población general para tratar de detectar los casos asintomáticos y prevenir la difusión de la enfermedad y sus complicaciones.

Son especialmente sugestivos de infección por clamidia los casos que tienen alguno de los síntomas o circunstancias siguientes:

  • Un varón con escozor al orinar y exudado uretral
  • Una mujer que orina con molestias y mayor frecuencia, con cultivo de orina negativo
  • Una persona con otra enfermedad de transmisión sexual
  • Una persona cuya pareja sexual tiene la infección
  • Una persona (homosexual o heterosexual) con múltiples parejas
  • Un recién nacido con conjuntivitis.

La confirmación del diagnóstico se realiza en el laboratorio clínico, detectando la presencia de clamidia en una muestra de la zona infectada. En general se realiza utilizando una torunda de algodón o similar para obtener un cierto número de células de la uretra, cuello del útero o conjuntiva, según los casos.

El gonococo (Neisseria gonorrhoeae) es la causa de la gonococia, gonorrea o blenorragia. Este germen puede producir síntomas idénticos a los que produce Chlamydia trachomatis, porque también puede dar lugar a uretritis, proctitis, epididimitis, cervicitis, endometritis y salpingitis en el adulto y conjuntivitis en el recién nacido. Por todo ello siempre es obligatorio descartar que esta infección sea la causa de los síntomas o que coexistan las dos infecciones (en las enfermedades de transmisión sexual es frecuente que se padezcan y se contagien varias a la vez).

En la mayoría de las ocasiones estos problemas pueden ser tratados por el médico de atención primaria que ordenará algunos estudios para demostrar la presencia de clamidias y descartar la existencia de gonococo y otros microorganismos de transmisión sexual, e indicará un tratamiento con antibióticos. Otras veces el diagnóstico es difícil de confirmar y será necesaria la participación de un especialista e incluso consultas urgentes al hospital en caso de complicaciones como la enfermedad inflamatoria pélvica.

¿Cómo se trata?

Debido a la posibilidad de que se produzcan graves complicaciones en el futuro y de que se contagie la enfermedad a otras personas, es importante tratar la infección por Chlamydia trachomatis en cuanto se detecte.

El tratamiento se realiza con antibióticos, empleándose tetraciclinas o macrólidos. La cómoda administración de la doxiciclina (dos tomas al día) hace que sea la tetraciclina más usada. Las tetraciclinas no se pueden usar durante el embarazo ni en los niños. Los macrólidos son antibióticos bastante seguros aunque pueden producir molestias digestivas e interferir con otros medicamentos (anticoagulantes, antiepilépticos). El macrólido clásico es la eritromicina, aunque hay otros nuevos como la azitromicina que precisan menos tomas al día.

La mayoría de las infecciones de la uretra, cuello uterino y recto curan con siete días de tratamiento de doxiciclina o eritromicina. En estos pacientes una dosis única de 1 gramo de azitromicina parece igual de efectiva.

Otras localizaciones (epidídimo, trompa) o el linfogranuloma venéreo requieren tratamientos durante periodos más prolongados. Durante el embarazo se suelen escoger como antibióticos la eritromicina o amoxicilina.

Es de suma importancia evaluar y tratar adecuadamente a la pareja para evitar reinfecciones.

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¿Qué debe hacer si cree que ha contraído esta infección?

Debe ponerse en contacto con su médico. Para evitar contagiar a otras personas, debería abstenerse de tener relaciones sexuales sin protección hasta haber realizado el tratamiento.

Debe informar a su pareja o parejas, de los dos meses anteriores, al objeto de que puedan ser diagnosticadas y tratadas.

¿Qué se puede hacer para prevenir la infección por clamidias?

Puesto que ésta es una enfermedad de transmisión sexual, es necesario adoptar precauciones en las relaciones sexuales, evitando que las células infectadas, presentes en el semen o las secreciones genitales femeninas, entren en contacto con zonas de nuestro organismo susceptibles de infectarse como la uretra, el aparato genital femenino o el recto.

Para una relación sexual más segura debemos tener en cuenta estos principios:

  • En personas sexualmente activas, emplear el preservativo en todas las relaciones sexuales es la manera más efectiva de prevenir todas las enfermedades de transmisión sexual.
  • También resulta seguro mantener relaciones sin preservativo si las dos personas no tienen ninguna enfermedad de transmisión sexual y ninguno mantiene relaciones sexuales con otra pareja. Sin embargo, en muchas situaciones es difícil o imposible garantizar que ésta es la situación, por desconocimiento o falta de honestidad.
  • El riesgo aumenta a medida que aumenta el número de parejas sexuales, cuando la pareja tiene relaciones sexuales con múltiples personas y en los primeros momentos de relaciones sexuales con una pareja nueva.
  • Hay datos de que en algunas ocasiones, el cribado de poblaciones sin síntomas permitiría detectar y tratar casos y además ahorraría dinero porque evitaría las complicaciones de la enfermedad, que son más caras que el programa de cribado y el tratamiento de los casos detectados.

¿Cuál es la evolución probable de la enfermedad?

Cuando la enfermedad se diagnostica precozmente y se trata correctamente, se obtiene la curación de más del 90 % de los casos, habitualmente con dosis únicas de antibiótico o con la pauta clásica de una semana de tratamiento.

Si no se trata la enfermedad, pueden producirse complicaciones muy importantes a largo plazo, especialmente en las mujeres, como:

  • Esterilidad
  • Embarazos ectópicos (el óvulo fecundado no se implanta en el útero)
  • Complicaciones del embarazo (partos prematuros, recién nacidos de bajo peso)
  • Dolor o molestias abdominales bajas persistentes
  • También la enfermedad puede presentar complicaciones graves como la enfermedad inflamatoria pélvica, o provocar reacciones a distancia como inflamación de las articulaciones o del hígado.
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