Hepatitis (inflamación del hígado)

¿Qué es la hepatitis?

Hepatitis es una palabra derivada del latín que designa la inflamación hepática. Se caracteriza por la destrucción de una cantidad variable de células hepáticas y por la presencia de células inflamatorias en el tejido del hígado. La hepatitis puede ser causada por enfermedades que atacan específicamente a las células, o como consecuencia de una enfermedad más generalizada, como la mononucleosis infecciosa. Las hepatitis pueden clasificarse en dos variedades de acuerdo con su duración: hepatitis aguda (que dura menos de 6 meses) y hepatitis crónica (que dura más de 6 meses).

Para el diagnóstico de la hepatitis a veces es necesario el estudio de tejido del hígado.

¿Cuáles son las causas de hepatitis aguda?

Hay diversas causas de hepatitis aguda:

  • Infecciones por virus de hepatitis:
  • Otras enfermedades producidas por virus: como por ejemplo mononucleosis infecciosa por virus de Epstein-Barr o infección por citomegalovirus.
  • Infecciones bacterianas graves
  • Infecciones por amebas
  • Medicamentos (muchos); por ejemplo, intoxicación por paracetamol, por halotano (un anestésico de alta toxicidad).
  • Tóxicos
  • Alcohol
  • Setas venenosas, por ejemplo amanita phalloides

¿Cuáles son las causas de hepatitis crónica?

Existen diferentes causas de hepatitis crónica

  • Padecer hepatitis víricas contagiosas:
    • Hepatitis B
    • Hepatitis C
    • Hepatitis D
  • Medicamentos
  • Tóxicos, como el alcohol
  • Hepatitis auto inmune: en esta enfermedad resultan destruidas una parte de las células hepáticas por el ataque del propio sistema inmunitario del paciente. La hepatitis auto inmune puede manifestarse en algunas ocasiones como una hepatitis aguda, pero su evolución espontánea siempre es hacia la cronicidad. Es el único tipo de hepatitis que se considera crónica aunque no hayan transcurrido 6 meses desde su comienzo. La causa desencadenante es desconocida.
  • Trastornos congénitos del metabolismo.

De interés

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¿Cómo se contrae la hepatitis?

Una persona puede sufrir hepatitis si se infecta con alguno de los virus que pueden causar inflamación hepática o como consecuencia de la exposición a productos que pueden originar hepatitis (alcohol, setas venenosas o determinados medicamentos).

Los medicamentos pueden producir hepatitis por dos mecanismos diferentes, ya sea por una dosis excesiva de un medicamento intrínsecamente tóxico si se toma en cantidades muy elevadas (por ejemplo, paracetamol), ya sea por una reacción anormal del hígado ante una dosis normal (por ejemplo, el anestésico Halotano). Afortunadamente el segundo mecanismo actúa en raras ocasiones y para prevenir el primero basta con no superar las dosis recomendadas.

¿Cuáles son los síntomas de hepatitis?

Hepatitis aguda

Los síntomas de hepatitis aguda son muy variables de un enfermo a otro. Algunos no presentan ningún síntoma en absoluto y, en la mayoría de los casos, los niños tienen sólo síntomas leves.

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    En las fases iniciales:

    • Cansancio, malestar general, fiebre baja.
    • Náuseas, pérdida de apetito, alteraciones en la percepción de los sabores.
    • Molestia o dolor bajo el reborde costal derecho debido al aumento de tamaño del hígado.
    • Dolores musculares y articulares, dolor de cabeza, erupción cutánea.

    La fase ictérica:

    • Color amarillento de las escleróticas (el "blanco" de los ojos), la piel y las membranas mucosas.
    • Orinas oscuras (como el coñac).
    • Heces más claras de lo normal.
    • Al iniciarse este periodo, los síntomas iniciales mejoran.

    La fase de convalecencia:

    • Cansancio, que puede durar semanas.
    • En un 5 a 8% de los casos de hepatitis A se produce una recaída, generalmente más leve que el primer episodio.

    Hepatitis crónica

    • Muchos enfermos no tienen síntomas
    • Cansancio, incremento de la necesidad de dormir, dolores musculares y articulares.
    • Molestias ligeras e intermitentes por debajo del borde de las costillas, debido al aumento de tamaño del hígado.
    • La ictericia es de aparición muy tardía en la hepatitis crónica. Indica enfermedad grave.
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    ¿Quién puede tener hepatitis?

    • Pacientes con ictericia u otros síntomas de posible aparición en la hepatitis
    • Personas que tienen muchas probabilidades de haberse contagiado por los virus de las hepatitis B o hepatitis C.
    • Personas con riesgo elevado debido a la existencia en sus familias de casos de hepatitis hereditaria (los trastornos del metabolismo citados anteriormente, por ejemplo).

    ¿Cómo se puede prevenir la hepatitis?

    • Evitando exponerse a los virus de las hepatitis infecciosas.
    • Vacunándose contra las hepatitis A y B si tiene usted un riesgo alto de contagiarse de tales virus.
    • Evitando consumir cantidades excesivas de alcohol.

    ¿Qué puede hacer el enfermo?

    • No beba alcohol si tiene síntomas de hepatitis o un análisis de sangre ha revelado que la enfermedad está activa.
    • Si la causa es el abuso de alcohol, debe dejar por completo de beber y pedir consejo a su médico para mantenerse abstemio.
    • Haga una alimentación equilibrada
    • Si tiene síntomas de hepatitis aguda, puede necesitar un cierto reposo. Sin embargo, si se encuentra bien no hay ningún motivo por el cual no pueda usted trabajar y seguir realizando sus demás actividades.
    • Si tiene usted hepatitis crónica trate de hacer una vida lo más normal posible.
    • Los enfermos con hepatitis B deben informar sobre ello a sus familiares, a sus compañeros sexuales y a las demás personas que convivan con ellos. Todas estar personas pueden protegerse vacunándose contra esta enfermedad. Hasta que la vacuna haga efecto debe utilizarse preservativo en las relaciones sexuales. Nunca se deben compartir objetos de higiene personal que puedan contaminarse con sangre (maquinillas de afeitar, corta-uñas, etc.).
    • Si usted tiene una hepatitis A debe informar sobre ello a su familia para que puedan protegerse mediante una higiene adecuada y, en algunos casos, con inyecciones de gammaglobulina. No obstante, cuando la hepatitis A entra en la fase ictérica la contagiosidad suele ser ya escasa o nula.
    • Si usted es consumidor de drogas por vía intravenosa, no comparta nunca el material de inyección. Reducirá con ello el riesgo de adquirir hepatitis y otras enfermedades infecciosas aún más graves.
    • Si padece usted hepatitis crónica debe visitar regularmente a su médico.

    ¿Cómo se diagnostica la hepatitis?

    El diagnóstico se confirma mediante un análisis de sangre y, en algunas ocasiones resulta también necesario el estudio al microscopio de un trozo de tejido del hígado obtenido por medio de una biopsia hepática. Algunos de los análisis de sangre permiten identificar la causa de la enfermedad y excluir otras posibilidades. Otros análisis reflejan qué grado de actividad tiene la inflamación en ese momento.

    En los casos de hepatitis crónica la intensidad y características de la lesión hepática sólo pueden establecerse mediante una biopsia hepática.

    Pronóstico

    Las hepatitis agudas por el virus de la hepatitis A mejoran espontáneamente en la inmensa mayoría de los casos y nunca pasan a la cronicidad. La hepatitis aguda B suele evolucionar bien, pero el 5% de los pacientes desarrollan una hepatitis crónica (el riesgo es mayor en niños pequeños). La hepatitis aguda C suele dar pocos o ningún síntoma, pero aproximadamente el 70% de los casos se hacen crónicos. En conjunto, las hepatitis infecciosas tan sólo producen insuficiencia hepática aguda potencialmente mortal en menos de 1 caso de cada 300.

    La hepatitis que aparece en el curso de la mononucleosis infecciosa siempre se cura espontáneamente.

    La hepatitis aguda por medicamentos o alcohol suele mejorar una vez que cesa la exposición del hígado al producto responsable.

    Alrededor de la quinta parte de los enfermos con hepatitis crónica B o C corren el riesgo de acabar sufriendo cirrosis hepática o cáncer de hígado.

    Otros tipos de hepatitis crónica también pueden producir cirrosis.

    ¿Cómo se tratan las hepatitis?

    • No existe tratamiento para la hepatitis viral aguda. Sin embargo, se está ensayando el interferón en fases tempranas de la hepatitis C.
    • La hepatitis crónica B puede tratarse con interferón.
    • La hepatitis crónica C puede tratarse con interferón y ribavirina.
    • La hepatitis auto inmune puede tratarse con glucocorticoides, solos o asociados a un inmunosupresor (azatioprina).
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