Esquizofrenia

¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave, en la que se pierde el contacto con la realidad, al alterarse el pensamiento (las ideas), la percepción (se ve, se oye y se siente el mundo que nos rodea de forma distorsionada) y las emociones.

El comportamiento de quien sufre esta enfermedad se vuelve extraño, lo que provoca un deterioro de las relaciones con los demás.

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    El comportamiento de quien sufre esta enfermedad se vuelve extraño, al igual que su lenguaje, lo que provoca un deterioro de las relaciones con los demás en el ámbito familiar, laboral y social. Su evolución puede ser larga y conlleva, en muchos casos, situaciones de difícil solución.

    ¿Quiénes sufren esquizofrenia?

    Una de cada cien personas desarrollará la esquizofrenia a lo largo de su vida (estamos hablando de casi 400.000 españoles). No parecen tener influencia la raza ni el sexo a la hora de padecerla aunque sí la edad, pues suele aparecer entre los 15 y los 30 años de edad.

    ¿Cuáles son sus causas?

    No se conocen con certeza sus causas. No obstante, es probable que ciertos factores biológicos, psicológicos y ambientales predispongan a su aparición.

    Parece clara la influencia hereditaria. Cuando una persona es nieta o hija de esquizofrénicos, tiene más posibilidades de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, existen muchos esquizofrénicos sin ningún familiar afectado por esta dolencia. Sabemos que las complicaciones durante el embarazo o el parto son antecedentes predisponentes, al igual que los sucesos vitales estresantes (como la muerte de un ser querido, la pérdida del empleo, los malos tratos, el abuso de drogas, etc.).

    Lo que parece evidente es que, en el cerebro del esquizofrénico existe un exceso de neurotransmisores (sustancias químicas como la dopamina y la serotonina). Los neurotransmisores son los encargados de transmitir la información en el cerebro por lo que, al elevarse, provocan una serie de síntomas que describiremos a continuación.

    ¿Cuáles son sus síntomas?

    Los síntomas pueden aparecer brusca o lentamente y se suelen clasificar en síntomas positivos (ocasionados por la propia enfermedad) y negativos (que aparecen como consecuencia de los anteriores).

    Síntomas positivos

    Las alucinaciones: el esquizofrénico percibe erróneamente los mensajes que le llegan a través de sus sentidos. Así, "oye" voces y comentarios, "ve" personas u objetos y percibe olores o sabores que no son reales (a pesar de que el paciente sí lo perciba como real).

    Los delirios: son pensamientos y creencias falsos, sin ninguna base real (aunque el paciente lo viva como real). Por ejemplo, está convencido de que le controlan y dan órdenes los extraterrestres o una máquina, o que es víctima de una persecución etc.

    Trastornos del pensamiento: los pensamientos están desorganizados y no tienen lógica. El paciente, al hablar, pasa de un tema a otro sin conexión ni relación alguna. Incluso, puede emitir sonidos extraños ó sufrir un bloqueo del lenguaje (quedarse "en blanco").

    Alteración del sentido de su propia identidad: el paciente se siente distinto, como si hubiera cambiado y, a veces, tiene la sensación de que su ser está separado del cuerpo.

    Síntomas negativos

    Apatía y falta de motivación: la persona afectada muestra desinterés por la vida y va perdiendo la motivación para hacer cosas que antes le gustaban (charlar, jugar a las cartas, ver la televisión, leer, salir con los amigos, arreglarse, etc.).

    Afectividad plana: Consiste en que el esquizofrénico no muestra sus emociones con gestos o palabras (no ríe ante situaciones graciosas, no sonríe cuando le sonríen, ni llora o expresa dolor ante una desgracia).

    Otros síntomas: con frecuencia el paciente se siente deprimido y angustiado; también puede perder el apetito o padecer insomnio, todo lo cual empeora su situación.

    ¿Cómo discurre la vida de una persona con esquizofrenia?

    En algunos casos, el paciente recibe el tratamiento y los síntomas anteriormente descritos no vuelven a aparecer. Desgraciadamente, lo habitual es que los episodios se repitan. Si así ocurre, cuanto más intensos y frecuentes sean, más devastadores resultarán los efectos de una enfermedad que tiende a hacerse crónica. En estos casos, el sufrimiento ocasionado por la enfermedad en sí misma se acompaña de un desmoronamiento de la vida personal, familiar, social y laboral. Pueden ser necesarios ingresos para tratamiento hospitalario en situaciones de crisis. Por lo general, la asistencia, de una u otra forma, deberá mantenerse de por vida. Afortunadamente, son cada vez menos los casos que requieren un internamiento de larga duración.

    ¿Cómo se diagnostica?

    Es importante que la persona afectada sea correctamente diagnosticada y tratada cuanto antes. El médico realizará el diagnóstico basándose en los síntomas. Para ello, se entrevistará con el paciente y sus familiares, realizando una historia clínica y evaluará su situación actual. Con el transcurso del tiempo, la certeza del diagnóstico será mayor.

    En ciertos casos, se pueden utilizar tests psicológicos para completar la información recabada mediante los otros métodos.

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    ¿Cuál es el tratamiento de la esquizofrenia?

    Hemos de comenzar recordando que existe un porcentaje de casos (alrededor del 25%) que, con el tratamiento debido, evolucionan hacia la curación completa o casi completa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el tratamiento será de larga duración y continuado. En la actualidad se utilizan:

    Los medicamentos antipsicóticos (o neurolépticos)

    Son la base del tratamiento. Además de controlar los síntomas de la enfermedad durante los episodios (o brotes), previenen la aparición de nuevos episodios y permiten la rehabilitación del enfermo. Estos fármacos actúan bloqueando la acción de la dopamina y otros neurotransmisores. Se administran en pastillas, aunque existen preparados inyectables cuyo efecto es de más larga duración. Algunos de sus nombres nos pueden resultar familiares, como el Haloperidol ó la Clorpromacina, pues son los antipsicóticos tradicionales. El problema es que estas medicaciones tienen efectos secundarios adversos, como la somnolencia, la sequedad de boca, el estreñimiento, visión borrosa, inquietud, mareos y temblores. Por esta razón, en ocasiones, se añaden otros medicamentos que aminoran los efectos secundarios descritos.

    Durante los últimos años, se vienen empleando los nuevos antipsicóticos (como la Olanzapina y la Risperidona), que mejoran los síntomas de la esquizofrenia con eficacia, ocasionando menos efectos secundarios adversos. Por ello, se utilizan cada vez con más frecuencia. Son, además, la mejor medida preventiva de recaídas.

    Psicoterapia

    Mediante la psicoterapia, se pretende que el paciente se dé cuenta de que está enfermo y, por su bien, debe seguir un tratamiento. El paciente aprenderá a identificar y afrontar mejor aquellas situaciones estresantes que favorecen la aparición de brotes, para así procurar evitarlos. También se le enseñará a pedir ayuda cuando presienta que va a sufrir una crisis. Es lo que denominamos psicoterapia cognitiva y conductual.

    La terapia familiar

    Está demostrado que la educación de las familias, con el objetivo de que toleren mejor los síntomas del paciente y aprendan a comprenderle y apoyarle, reduce la frecuencia de las recaídas de estos enfermos.

    La rehabilitación psicosocial

    Mediante la rehabilitación, procuraremos que el enfermo conserve sus habilidades, recupere las que ha perdido y aprenda algunas nuevas (son habilidades sociales como las comunicaciones de todo tipo, el uso de transportes, la utilización de servicios públicos, las relaciones interpersonales, el aprovechamiento del ocio y el tiempo libre, etc.)

    ¿Dónde se trata al esquizofrénico?

    A poder ser, manteniéndole en su hogar y entorno habitual. Podrá acudir a su centro de salud mental, periódicamente, para realizar un seguimiento. Si el paciente precisa más atención, podrá acudir a un hospital de día o a un centro de día.

    Si la gravedad del episodio lo exige, precisará un ingreso hospitalario breve. En los casos más graves, se pueden llevar a cabo ingresos de media o larga estancia.

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