Anticoncepción: espermicidas

Los papiros egipcios de 1850 a. de C. reflejaban ya la existencia de preparados anticonceptivos en forma de tapones a base de miel, acacia y excremento de cocodrilo unido a goma para ser introducido en la vagina.

Los anticonceptivos químicos podrían ser válidos para las mujeres que estuvieran dispuestas a asumir un embarazo no deseado.

Sorano de Efeso, ginecólogo del s. II d. de C., describió hasta cuarenta combinaciones posibles para ser empleadas con fines anticonceptivos.

El conocimiento de los anticonceptivos sin duda formaba parte de la cultura popular de cada una de las épocas, era transmitido de boca en boca, generación tras generación, sin fundamentos científicos claros, pero quizás con resultados reales deseados.

Entre los métodos anticonceptivos menos seguros se encuentran los llamados métodos químicos. A este grupo pertenecen los pesarios, espumas, jaleas, cremas, supositorios... que se aplican sobre las paredes vaginales para desempeñar su principal acción: inutilizar a los espermatozoides.

Actualmente llevan incorporadas sustancias para proteger someramente a la paciente de las enfermedades de transmisión sexual, ya que son capaces de matar a determinados gérmenes.

Esponja vaginal

La esponja vaginal anticonceptiva es un sistema de liberación prolongada de espermicida, con la ventaja de que además absorbe el semen y, colocada sobre el cuello del útero, añade un efecto de barrera frente a los espermatozoides que resisten a la acción química.

La esponja necesita mojarse con agua para ser introducida y debe colocarse firmemente sobre el cuello uterino. Para retirarla, han de haber transcurrido al menos seis horas desde el último coito. La duración de las esponjas depende del modelo, pero es aproximadamente de unas treinta horas, pudiéndose colocar veinticuatro horas antes de la posible relación sexual o inmediatamente antes de ésta.

¿Son seguros?

Como media, los espermicidas tienen un porcentaje de fracasos alto: del 20% al 25%

La fácil aplicación y la independencia relativa que muestra respecto al número y al momento del coito son ventajas claras de este método anticonceptivo. Pero debemos comentar que aunque la eficacia de la esponja vaginal anticonceptiva es superior a la de las espumas, jaleas o cremas, su eficacia es menor que la de los preservativos, diafragmas o incluso del método del ritmo.

Otro inconveniente que la usuaria debe conocer es que alrededor de un 5% de mujeres experimenta picores, reacciones alérgicas, sequedad vaginal... En ningún caso se han detectado infecciones graves por el uso de la esponja vaginal, aunque se están realizando numerosos estudios sobre las posibles lesiones que pueden producir por la aplicación continuada de las mismas sobre las paredes vaginales.

Espermicidas

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    En cuanto a los espermicidas de acción corta, pueden presentarse bajo muy distintas formas: jaleas, crema, espumas, supositorios que se transforman en espuma, tabletas que serán películas solubles y espuma.

    En cualquier caso deben colocarse antes de la relación sexual y se debe esperar a que tapicen uniformemente toda la pared vaginal. Como no todos tardan lo mismo, la usuaria deberá leer previamente y con atención las características del producto.

    Asimismo, todos ejercen su acción espermicida durante el mismo tiempo, variando generalmente entre ocho horas para las espumas, jaleas y cremas y escasamente una hora para las tabletas, debiendo ser realizada una nueva aplicación si la eyaculación no ocurrió en el margen de seguridad.

    El mecanismo de acción de los espermicidas modernos está basado en el ataque a las membranas celulares de los espermatozoides, actuando de igual manera frente a las posibles bacterias y virus, lo que explicaría cierta protección frente a las enfermedades de transmisión sexual.

    El porcentaje de fracasos reales para este método anticonceptivo oscila entre un 20% y un 25% sin que podamos especificar qué preparados son los más eficaces.

    Como explicación complementaria diremos que las famosas duchas vaginales no son eficaces aunque se hayan usado previamente espermicidas, puesto que después del coito es demasiado tarde para que la ducha impida el paso de los espermatozoides hacia las trompas de Falopio, un hecho que se produce en segundos.

    Como ventajas de este método anticonceptivo podemos destacar su bajo coste y el hecho que pueden ser adquiridos en farmacia sin prescripción médica. Además no necesitan de un aprendizaje especializado y su uso incrementa el efecto anticonceptivo añadido a otros métodos de barrera como el preservativo, por ejemplo.

    ¿Los espermicidas protegen realmente de las enfermedades de transmisión sexual?

    Es probable que la protección de los espermicidas contra las enfermedades de transmisión sexual no sea superior a la de los preservativos y por lo tanto, no se deben usar sin preservativo si el principal objetivo es prevenir las infecciones de transmisión sexual.

    ¿Qué efectos tendría el espermicida sobre el embrión en caso de fracaso anticonceptivo?

    En la década de los ochenta hubo numerosos estudios que, planteándose esta pregunta, demostraron que los nuevos compuestos utilizados como espermicidas no eran absorbidos por la vagina, por lo que no repercutirían sobre el eventual embrión. Tampoco se ha observado una mayor incidencia de abortos ni de crecimiento retardado del feto.

    ¿Qué población puede verse especialmente beneficiada por su uso?

    Los anticonceptivos químicos serían válidos para las mujeres que estuvieran dispuestas a asumir sin grandes esfuerzos un embarazo no deseado. También serían útiles para incrementar el efecto anticonceptivo de los preservativos, pero lo que es evidente es que en ningún caso sería recomendable para aquellas parejas que buscan anular de raíz la posibilidad del embarazo no deseado.

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