¿Qué es?
La enfermedad diverticular del colon viene definida por la presencia de pequeñas hernias en forma de saco en la pared del intestino grueso. La mayor parte de ellas son adquiridas, aunque algunos casos pueden ser congénitos. Es un proceso muy frecuente, que aumenta con la edad y que afecta prácticamente por igual a ambos sexos.

Básicamente se puede manifestar en forma de diverticulosis o forma no complicada, y diverticulitis, cuando aparece inflamación de los divertículos o pequeñas dilataciones de la mucosa del intestino grueso, como veremos más adelante.
¿Por qué se produce?
La aparición de divertículos en el colon es muy común en las personas de las sociedades occidentales y se atribuye en gran medida a una dieta pobre en fibra y rica en hidratos de carbono refinados o de absorción rápida.
El mecanismo más probable de desarrollo de los divertículos del colon es la presencia de un volumen relativamente pequeño de heces en el intestino grueso (relacionado presumiblemente, como decíamos, con la escasa cantidad de fibra en la dieta), que provoca un aumento de las contracciones del colon para impulsar las heces hacia delante. Esto ocasiona una mayor presión en ciertas porciones del intestino que determina la formación de pequeñas hernias o dilataciones en forma de saco de las paredes del colon.
Una vez establecidos los divertículos, las heces o partículas de alimento no digerido pueden quedar atrapadas en ellos y bloquear sus aberturas. Las bacterias proliferan en los divertículos y dan lugar a esa infección e inflamación que hemos llamado diverticulitis. El proceso puede conducir finalmente a inflamación de toda la pared del intestino y su perforación a la cavidad abdominal pudiendo ocasionar una peritonitis, infección grave del abdomen.
¿Cómo se manifiesta?
La mayoría de los pacientes que presentan divertículos no complicados (diverticulosis) permanecen asintomáticos o presentan síntomas tan leves (alternancia en las deposiciones, es decir, algunos días presentan diarrea y otros estreñimiento; dolor en la parte inferior e izquierda de la barriga que calma con la deposición o el ventoseo; sensación de hinchazón del abdomen o emisión de moco con la deposición) que nunca acuden al médico. Estos síntomas son, por otra parte, muy similares a los del síndrome del intestino irritable, otro proceso benigno y muy frecuente con el que a menudo se confunde.
La diverticulitis, sin embargo, es la complicación más frecuente de la enfermedad diverticular del colon. Aparece entre el 10% y el 25% de las personas que tienen divertículos. Generalmente se manifiesta por un dolor, a menudo un tanto abrupto, en la parte inferior e izquierda del abdomen (donde se ubica la porción de intestino grueso llamada colon sigmoide, que es el que con mayor frecuencia se ve afectado por este proceso). El dolor puede extenderse a otras partes del abdomen e incluso a los genitales y, a menudo, va acompañado de náuseas, vómitos, pérdida de apetito y fiebre.
¿Cómo se diagnostican estas enfermedades?
La enfermedad diverticular no complicada se puede diagnosticar realizando una historia clínica y un examen físico del paciente junto con la realización de algunas pruebas complementarias de las que destacaremos el enema opaco, es decir, la introducción de un contraste de bario a través del ano para rellenar todo el intestino grueso y posteriormente hacer unas radiografías donde podremos observar las contracciones, la formación de saquitos en las paredes del intestino grueso y la retención del contraste en los divertículos. En ocasiones podrá completarse con la realización de una colonoscopia, técnica que consiste en la introducción por el ano de un tubo con una luz que permite examinar la luz del intestino grueso.
En caso de sospecha de diverticulitis, realizaremos un análisis de sangre para examinar la cantidad de glóbulos blancos, que habitualmente será elevada como signos de infección. También pueden realizarse cultivos de la sangre en busca de infección extensa y otras pruebas de imagen como la radiografía del abdomen, la tomografía axial computerizada (TAC) y la ecografía. En estos casos, tanto el enema opaco como la colonoscopia habría que plantearlos con cautela debido al riesgo de perforación intestinal que podrían entrañar.
¿Se puede prevenir la enfermedad diverticular del colon?
Como antes veíamos, existe una relación inversa entre la toma de fibra insoluble (frutas y vegetales, fundamentalmente) y el riesgo de desarrollo de una enfermedad diverticular del colon sintomática. En este sentido aconsejaremos la toma de una dieta rica en fibra para evitar el estreñimiento y, por ende, prevenir la aparición de esta enfermedad.
¿Cómo se tratan estos procesos?
En el caso de la diverticulosis no complicada, no existen tratamientos médicos eficaces y, como acabamos de explicar, la principal medida sería la de prevenir su aparición tomando una dieta rica en fibra (se ha recomendado una cantidad de al menos 32 g/día) junto con abundantes líquidos. En algunas ocasiones se pueden emplear, además, laxantes de masa ya preparados a base de plantago ovata.
Si se sospecha diverticulitis, el médico deberá decidir si el paciente puede ser tratado en su domicilio o, por el contrario, requiere ingreso en el hospital. En los casos leves en los que el paciente no vomita y es capaz de comer, el tratamiento consiste en una dieta líquida, analgésicos y antibióticos orales. Cuando se han resuelto el dolor y la fiebre y se han normalizado las deposiciones, el paciente puede ir progresivamente adoptando una dieta normal. Posteriormente recomendaremos una dieta más rica en fibra.
El tratamiento hospitalario de la diverticulitis aguda no complicada debe iniciarse con reposo digestivo, instaurando una dieta líquida o absoluta (no tomar nada). Se administrarán líquidos con antibióticos y analgésicos a través de un gotero, hasta controlar la situación.
Aproximadamente uno de cada cinco pacientes con diverticulitis requerirá una intervención quirúrgica debido a las complicaciones de la enfermedad (escasa o nula respuesta al tratamiento médico o deterioro del enfermo; sepsis o extensión de la infección a todo el organismo; perforación del intestino; formación de fístulas o abscesos; u obstrucción intestinal).
Dr. Salvador Pertusa Martínez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.