Cáncer de próstata

¿Qué es el cáncer de próstata?

El cáncer de próstata es una enfermedad que afecta a varones de media y avanzada edad (a partir, aproximadamente, de los 45 años). Consiste en la formación de un tumor por células malignas de la próstata, una glándula del tamaño de una nuez que se localiza debajo de la vejiga y que es responsable de producir fluidos relacionados con el esperma.

A través de la próstata pasa la uretra, una especie de canal o tubo que transporta la orina desde la vejiga. Una de las consecuencias del engrosamiento de la próstata es la disminución del calibre de este tubo, produciendo retenciones urinarias en algunos pacientes.

El cáncer de próstata es uno de los más frecuentes en el mundo, también en nuestro país (es el cuarto en incidencia, después del de pulmón, el colorrectal, y el de la vejiga urinaria).

¿Cuáles son los factores de riesgo y cómo se desarrolla?

No se tienen muy claros cuáles son los motivos por los que unos varones desarrollan este tipo de cáncer y otros no, es decir, los factores que causan el cáncer de próstata no son conocidos con certeza. Sin embargo, sí conocemos que tanto los factores genéticos como medioambientales pueden influir en su aparición.

Los factores genéticos

Se relacionan con la existencia de familiares como padres o hermanos que hayan tenido cáncer de próstata. Este hecho es tenido en cuenta como factor de riesgo. Se estima que aproximadamente un 4.5% de los casos tienen relación hereditaria.

De interés

Los factores medioambientales

Son la dieta y el tipo de vida. Parece ser que las personas vegetarianas tienen la mitad de probabilidad de desarrollar este cáncer. También hay diferencias geográficas: mayor incidencia en personas de raza negra, y menor en personas de raza asiática (en China y Japón presenta muy baja incidencia).

Se investigan y estudian factores dietéticos que puedan ayudar a prevenir este tipo de cáncer, por ejemplo el selenio, así como una sustancia derivada del tomate (licopenos). Algunos estudios llevan a pensar que estos dos agentes disminuyen el riesgo de contraer cáncer de próstata.

Es importante saber que no se adquiere por las relaciones sexuales, ni tampoco el tabaco parece estar relacionado con el desarrollo del cáncer de próstata; al principio se consideró que la vasectomía podría predisponer a este tumor, pero luego se ha visto que no es así.

La progresión del cáncer de próstata es generalmente lenta, y en algunos hombres puede llevar hasta diez años antes de ser detectado. No obstante, en algunos pacientes pueden presentarse formas más rápidas y agresivas, en las que el cáncer crece y se disemina más rápidamente. El cáncer en su crecimiento puede romper la cápsula que envuelve a la glándula y diseminarse al exterior, tanto en las zonas más cercanas (diseminación local), como a otros órganos del cuerpo (a distancia). Los órganos más frecuentemente invadidos son los huesos, sobre todo caderas, columna vertebral lumbar y costillas.

¿Qué síntomas tiene el cáncer de próstata?

Muchos hombres, especialmente en los que la enfermedad está aún en un estado inicial o poco avanzado, no presentan ningún tipo de síntomas.

Si la glándula crece de una forma importante por cualquier razón (no sólo por ser cancerosa), puede presionar la uretra y causar problemas de retención de orina, que pueden manifestarse por los siguientes síntomas:

  • Aumento en la frecuencia de veces que hay que ir a orinar (polaquiuria).
  • Levantarse varias veces en la noche para orinar (nicturia).
  • Sensación de necesitar ir urgentemente al cuarto de baño.
  • Sensación de malestar tras haber orinado: impresión de que no se ha acabado de vaciar la vejiga urinaria.

Otros síntomas menos frecuentes:

  • Dolor mientras el paciente orina (disuria), presente en aproximadamente el 45% de los pacientes.
  • Sangrado por la orina (hematuria), que aparece en el 5%.
  • Impotencia (no poder establecer ni mantener una erección).
  • Dolores de huesos, generalmente en espalda o caderas, que suelen indicar metástasis o diseminación de la enfermedad hacia esas zonas.

Es muy importante tener en cuenta que estos síntomas no son exclusivos del cáncer de próstata. Pueden presentarse de igual forma en otras enfermedades tanto benignas como malignas de la próstata, o incluso de otros órganos cercanos (vejiga, recto...). Por ello es importante acudir al médico de cabecera cuando el paciente comienza con alguno de estos síntomas, ya que éste le orientará sobre la enfermedad y, si es necesario, lo remitirá al urólogo para estudios más completos o tratamiento, de precisarse.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de próstata?

Existen dos exploraciones muy sencillas que pueden ayudar en el diagnóstico del cáncer de próstata: el examen o tacto rectal, y el test de PSA .

  • El tacto rectal: consiste en que el médico introduce un dedo por el recto del paciente con el fin de palpar la glándula prostática. La diferencia en el tamaño, consistencia, o forma, orientarán sobre si es patológica o no. Este examen no suele ser doloroso, aunque sí molesto.
  • El PSA (Antígeno Prostático Específico): es una proteína producida en la próstata, y que se libera en una muy pequeña parte a la sangre. En la sangre circula una cantidad de aproximadamente 4 ng/ml, que se considera normal. En alteraciones de la próstata esta cifra puede aumentar hasta valores incluso de 3.000 o mayores.

Estos dos tests pueden ser practicados rutinariamente por el médico de cabecera, sobre todo en varones mayores de cincuenta años.

Ningún test es seguro al 100%, pero la evaluación conjunta de ambos pueden alertar al médico sobre la posibilidad de que exista un cáncer de próstata, y continuar con otras exploraciones más detalladas.

No hemos de olvidar un detalle, sobre todo para no asustarnos o asustar a nuestras familias: una cifra de PSA elevada por encima de lo normal no significa necesariamente que el individuo tenga o vaya a tener un cáncer de próstata. Este parámetro se eleva en otras afecciones de la próstata, como por ejemplo en el crecimiento benigno de la glándula (hiperplasia prostática benigna), e incluso se eleva de forma leve con la edad.

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¿Cómo se interpretan las exploraciones?

Si en el tacto rectal se palpa una próstata alargada o engrosada, pero blanda (de consistencia de goma), generalmente será indicativo de hiperplasia prostática benigna, que, como hemos dicho es una enfermedad que no pone en riesgo la vida del paciente, y que puede ser tratada de diferentes formas. Sin embargo, si en el tacto se aprecian nódulos de consistencia irregular, o una próstata dura, casi de consistencia como una piedra, es algo más probable que pueda tratarse de un cáncer, y hay que practicar más exploraciones.

Ya sabemos que el PSA puede mostrarse elevado en varones con hiperplasia benigna o con prostatitis (infección en la próstata). Dentro de los valores de PSA, podemos decir que hay una zona "oscura" de interpretar, los valores entre 4 y 10 ng/ml, que no son indicativos de ninguna anomalía concreta; sin embargo, cuando los valores superan la cifra de 10 ng/ml, el médico practicará más tests para descartar claramente la posibilidad de cáncer de próstata.

A los varones en que se sospecha la existencia de cáncer, generalmente se les remite para estudios más completos al urólogo. Tampoco es de extrañar que este especialista, además de otras pruebas, vuelva a repetir algunas de las que ya se han hecho al paciente, sobre todo analíticas de sangre y orina. Una de las pruebas que hará el urólogo será una ecografía, que puede ser abdominal o transrectal (introduciendo el aparato de ecografía por el recto). Con esta prueba de imagen, podrá apreciar la próstata, su tamaño, y si tiene nódulos u otras características que le orienten sobre la benignidad o malignidad del problema que presente el paciente.

La prueba definitiva es la biopsia. Esta se suele tomar con finas agujas a través del recto, y puede estar ayudada por ecografía. El tejido que se extrae es analizado al microscopio y aclarará mucho más el resultado final. Algunos de los efectos secundarios que puede tener la biopsia, sobre todo en los días posteriores, son fiebre, infección urinaria, o una pequeña cantidad de sangre eliminada con la orina o por el recto. Por esto se suelen dar antibióticos durante estos días, para prevenir infecciones tras esta prueba. De todas formas, si este tipo de problemas persistieran varios días, el paciente debe consultar con su médico.

¿Cómo se trata el cáncer de próstata?

Una vez que se ha diagnosticado definitivamente el cáncer de próstata, el paciente puede tener varias opciones de tratamiento. Estas opciones van a ir marcadas por varios factores: edad del paciente, tamaño del tumor, grado o estado del tumor, y si está contenido en la próstata o ya ha diseminado hacia otras partes del cuerpo.

Tras el análisis microscópico de la muestra, suele darse una puntuación a la misma, conocida como grado de Gleason. Esta puntuación oscila de 1 a 10, considerando que el 2 representa un cáncer muy poco agresivo, y que el 10 es el más agresivo. Muy a menudo, los tumores de bajo grado (poco agresivos) pueden dejarse evolucionar sin tratamiento, ya que no crecerán de manera muy importante, y tampoco se diseminarán. Los tumores más agresivos (generalmente los que sobrepasan el grado 7) deben ser tratados con cirugía o radioterapia.

Cirugía

En tumores localizados (contenidos en la glándula), existe la posibilidad de extraerlos quirúrgicamente mediante una prostatectomía radical, con la que se extirpa la próstata, las vesículas seminales, y parte de los conductos deferentes. Es una intervención importante, y requiere pericia por parte del cirujano, sobre todo para evitar seccionar nervios que rodean la próstata y que podrían dejar efectos secundarios permanentes, como impotencia (aproximadamente hasta un 80%) o incontinencia urinaria (5-25%; hay pacientes con incontinencia urinaria tan grave que les obliga a usar pañales durante largos períodos de tiempo). Incluso existe un riesgo de mortalidad operatoria de un 1,5%.

Radioterapia

La radioterapia se puede aplicar de varias maneras

  • La radioterapia externa: trata el tumor con radiación externa al paciente, desde una máquina de tratamiento. En esta técnica es muy importante la definición de la zona de tratamiento lo más exactamente posible, para evitar los daños que produce la radiación al tejido sano que rodea la próstata. Presenta unas cifras de complicaciones más baja: impotencia en el 40%, incontinencia en el 2%.
  • La braquiterapia: es otra técnica radioterápica que consiste en implantar pequeños granos de material radiactivo dentro de la propia glándula. Se realiza a través de finas agujas, que penetran en la próstata y dejan el grano o semilla de forma permanente. Es un procedimiento que no necesita cirugía y puede completarse en uno o dos días, pudiendo el paciente retornar después a su vida completamente normal. Los efectos secundarios de esta técnica son mucho menores. Es una forma de tratamiento nueva en nuestro país, donde muy pocos centros tienen la posibilidad real de practicarla, por lo que los resultados que existen son casi todos referidos a hospitales y pacientes extranjeros. En España, el tratamiento habitual y común lo constituye la radioterapia externa, con muy buenos resultados.

"Observar y esperar"

No debe sorprendernos si en alguna ocasión algún conocido o familiar al que se le ha diagnosticado un cáncer de próstata nos comenta que los médicos han decidido no tratárselo y esperar a ver cómo evoluciona. Es lo que se conoce como "observar y esperar". Esta práctica se lleva a cabo porque algunos tumores crecen tan lentamente que no es necesario realizar intervenciones terapéuticas rápidas, ya que muchas veces pueden ser peores los efectos secundarios que el propio tumor. Generalmente, se realiza en varones mayores de 70 años, con tumores de crecimiento lento, poco agresivos, y hay que tener en cuenta que van a estar continuamente revisados por el médico. Los controles periódicos asegurarán que si en algún momento requieren tratamiento específico lo recibirán.

Tratamiento hormonal

Generalmente se practica en tumores que se han diseminado fuera de la próstata en el momento del diagnóstico. Consiste en bloquear el estímulo hormonal de testosterona que necesitan estos tumores para crecer. Con ello conseguimos que el cáncer se detenga o avance mucho más despacio. No lo cura, pero ayuda a controlarlo, y, sobre todo, a mejorar algunos síntomas, como dolores óseos o problemas urinarios.

¿Cómo es la vida del paciente con un cáncer de próstata?

Verdaderamente, el cáncer de próstata en sí no causa demasiados problemas al paciente, mientras que el tratamiento del mismo sí lo puede hacer. Hay personas que son diagnosticadas de forma casual, por exámenes médicos de rutina, y que no han experimentado ningún tipo de síntoma. Los principales problemas que va a presentar el paciente serán la incontinencia y la impotencia, generalmente derivados de los tratamientos. Estos dos efectos secundarios pueden influir psicológicamente en el individuo, llevándole incluso a estados depresivos que deben ser tratados. Igualmente, puede tratarse la impotencia de varias formas, aunque actualmente, el fármaco Sildenafilo (Viagra) puede ser una ayuda importante para estos pacientes. Es importante consultar con el médico este tipo de efectos antes del tratamiento, y su probabilidad de aparición, ya que puede decidir al paciente por un tipo u otro de actuación terapéutica.

La incontinencia es un problema más difícil de tratar, y como hemos mencionado, en muchas ocasiones no hay más solución que la de llevar pañales durante una larga temporada. En casos muy extremos y seleccionados puede existir la posibilidad de intervenciones quirúrgicas que disminuyan la incontinencia.

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