Anestesia epidural

¿Qué es la anestesia epidural?

La anestesia epidural, que también se conoce como anestesia de las raíces nerviosas, es la que se utiliza para adormecer las raíces nerviosas que salen de la médula espinal. Esto se lleva a cabo mediante la inyección local de un anestésico o un analgésico (medicamento contra el dolor). Se usa comúnmente durante el parto para aliviar el dolor del mismo, y recientemente se ha introducido su uso también en operaciones quirúrgicas para prevenir el dolor que se produce tras ciertas intervenciones y para reducir complicaciones tales como las infecciones pulmonares y las trombosis en las piernas por falta de movilidad.

El espacio epidural se localiza por medio de una aguja fina y hueca, generalmente en la parte más baja de la columna vertebral

Durante el parto, la anestesia epidural comienza generalmente cuando existen contracciones y se administra una vez que el cuello del útero ha comenzado a dilatarse. Es por completo efectiva en alrededor del 96% de los casos, y aproximadamente dos tercios de las mujeres españolas se benefician de ella cuando dan a luz. Sin embargo, estas cifras varían considerablemente de un hospital a otro.

¿Cómo funciona la anestesia epidural?

Una anestesia epidural bloquea los nervios que llegan hasta el útero u otras partes del cuerpo, dependiendo del nivel donde se pongan. Estas raíces nerviosas se encuentran en un espacio que rodea a la médula espinal, llamado espacio epidural. Éste se encuentra dentro de la columna vertebral justo por fuera de la cubierta externa de la médula espinal.

De interés

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¿Cómo se pone una epidural?

La epidural siempre la pone un anestesista. El espacio epidural se localiza por medio de una aguja fina y hueca, generalmente en la parte más baja de la columna vertebral, y previa aplicación de un anestésico local a la piel. A continuación se introduce en el espacio un pequeño tubo de plástico a través de la aguja y se retira la aguja, dejando el tubo en posición. Este tubo se conecta generalmente a una bomba automática de infusión la cual se ajusta para suministrar continuamente, hasta que deje de necesitarse, una cantidad determinada de anestésico local y analgésicos dentro del espacio epidural.

Consultas al médico

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    ¿Cuáles son los efectos secundarios?

    Los más frecuentes son:

    • Caída en la tensión arterial: esto ocurre en la mayor parte de los casos y se trata fácilmente mediante la administración de sueros y medicación en el momento. Por esta razón la tensión arterial del paciente se mide con frecuencia mientras la epidural está administrándose.
    • Dolor de cabeza: también conocido como cefalea espinal, les ocurre al 1% de los pacientes que han recibido una epidural. Se produce cuando la aguja atraviesa la duramadre (membrana que rodea la médula espinal) y pasa inintencionadamente al espacio espinal donde está alojada la médula. Esto es de fácil tratamiento por el anestesista.
    • Hay situaciones especiales en las que se debe tener un cuidado extra con la anestesia epidural, como por ejemplo cuando existe una placenta defectuosa.
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    ¿Pueden todas las mujeres tener una epidural cuando están de parto?

    El uso de la anestesia epidural existe desde hace muchos años, y es una técnica bastante segura y fiable. Aún así no es una práctica exenta de riesgos y aquellos pacientes en los que se pueda plantear su uso deben recibir una información detallada y completa para que puedan decidir por sí mismos si quieren beneficiarse o no de este procedimiento.

    Pueden producirse algunas complicaciones, como por ejemplo la meningitis, por haberse producido paso de bacterias desde el exterior hacia el canal vertebral, pero son poco frecuentes si se toman unas medidas adecuadas de esterilización. También existe el riesgo de parálisis al lesionar las raíces nerviosas cuando se administra epidural lumbar, ya que en el nivel al que se pone ya no hay médula y, por lo tanto, la parálisis se produce por la existencia de abscesos o hematomas.

    Existen algunas condiciones en las que la anestesia epidural no es del todo aconsejable o incluso puede estar contraindicada, como ciertos problemas de la espalda. Tampoco se debe emplear cuando haya infecciones o tendencia aumentada al sangrado, o cuando existan determinadas enfermedades del sistema nervioso. Si se da alguna de estas circunstancias debe siempre consultarse previamente al anestesiólogo.

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