¿Qué es un aborto?
Un aborto se define como la pérdida de un embarazo antes de las 22 semanas de gestación (calculadas a partir de la fecha de la última menstruación) o antes de que el feto pese 500 gramos.

Tras sufrir un aborto es normal que la mujer experimente tristeza e incluso sentimiento de culpa.
La frecuencia exacta de abortos es difícil de establecer. Una mujer puede abortar sin saber que estaba embarazada; puede no llegar a tener síntomas de embarazo e interpretar el aborto como una simple regla más intensa o que se ha retrasado.
Aproximadamente el 15% del total de embarazos de 4 a 20 semanas de gestación terminan en aborto espontáneo reconocido clínicamente, pero la verdadera tasa de pérdida de embarazos tempranos se acerca al 50%, porque en las 2-4 primeras semanas posteriores a la concepción hay una alta tasa de abortos espontáneos no reconocidos; la mayoría de éstas pérdidas tan tempranas se deben a anomalías en los cromosomas de los óvulos o de los espermatozoides.
La mayoría de los abortos espontáneos (aproximadamente el 80%) se producirán en las primeras doce semanas de embarazo.
¿Por qué se produce un aborto?
El 70% de los abortos se producen por anomalías en los cromosomas del embrión. La edad de la madre también se relaciona con la frecuencia de aborto, de manera que ésta aumenta conforme lo hace la edad de la madre; así, una mujer de 20 años tiene un riesgo de aborto aproximado del 12%, mientras que en una mujer de 40 años el riesgo asciende al 26%.
Infecciones maternas
Las infecciones maternas que se producen durante el primer trimestre del embarazo pueden ocasionar aborto. Se sabe que muchos virus como el de la rubéola o el citomegalovirus pueden ocasionar abortos o malformaciones congénitas al infectar al feto en desarrollo. También se han implicado otros agentes infecciosos, como una bacteria llamada Listeria o el toxoplasma.
De interés
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Enfermedades crónicas de la madre
Algunas enfermedades crónicas maternas se relacionan con pérdidas del embarazo: por ejemplo, las mujeres diabéticas que se administran insulina tienen mayor riesgo de aborto. La frecuencia de aborto también es mayor en mujeres que fuman, de forma proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados.
Sustancias dañinas
El alcohol, las drogas, las radiaciones, algunos productos químicos como los usados en la limpieza en seco y los gases anestésicos también se han relacionado con el aborto.
Anomalías en la forma de la matriz
Algunas anomalías en la forma de la matriz, como el llamado útero septo (útero que posee un tabique central que divide la cavidad uterina en dos mitades) pueden ser causa de abortos tardíos y partos antes de término, ya que ocasionan una distorsión de la cavidad uterina que, por un lado, impide un crecimiento fetal adecuado y, por otro, crea un problema de espacio para el feto en desarrollo.
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Incompetencia en el cuello de la matriz
La incompetencia del cuello de la matriz, que consiste en la fragilidad del cuello del útero, incapaz de mantenerse cerrado hasta el final del embarazo y retener al feto, también puede dar lugar a abortos tardíos de repetición. Algunos tipos de miomas o fibromas uterinos también pueden predisponer al aborto.
Déficits nutricionales
Algunos déficits nutricionales, como la disminución de las proteínas en la sangre o carencias de vitaminas A, C, E y ácido fólico también se han relacionado con el aborto, aunque no existen pruebas absolutas en la actualidad.
Factores psicosomáticos
Es controvertido el efecto que pueden tener los factores psicosomáticos en el desarrollo del embarazo. No se ha podido comprobar que mujeres sometidas a fuerte estrés emocional tengan mayor predisposición al aborto; sin embargo, se desconoce qué papel puede desempeñar el rechazo al embarazo u otras alteraciones emocionales que tenga la mujer en el posterior desarrollo del embarazo.
El ejercicio físico y viajar en coche, avión o tren no se asocian con una mayor frecuencia de aborto.
¿Qué síntomas se presentan en el aborto?
El síntoma más común es la hemorragia vaginal. Inicialmente pueden ser pérdidas oscuras para ir aumentando hasta producirse una hemorragia franca de sangre roja, con coágulos, que puede incluso llegar a ocasionar la pérdida de la conciencia de la mujer. Aparece hemorragia por la vagina en aproximadamente el 20% de todas las mujeres embarazadas; de ellas, la mitad abortarán y la otra mitad no.
El dolor es un síntoma igualmente frecuente. Se localiza en el bajo vientre, es de tipo cólico (es decir, que aparece y desaparece), similar al dolor de la menstruación o las contracciones del parto.
No obstante, los síntomas serán muy diferentes dependiendo de la evolución que vaya a tener el embarazo. Así se distinguen:
- La amenaza de aborto
- El aborto inevitable
- El aborto diferido.
Amenaza de aborto
Se dice que una mujer embarazada presenta una amenaza de aborto cuando presenta un sangrado vaginal antes de las 22 semanas de embarazo. En general, esta hemorragia suele ser de escasa cuantía, menor que una regla, y no se acompaña de ningún otro síntoma salvo de leves molestias en el bajo vientre o a la altura de la zona lumbar, similares a la menstruación. En el caso de que la mujer tenga este tipo de sangrado debe consultar con su ginecólogo.
En el reconocimiento clínico el ginecólogo comprobará que el cuello de la matriz esté cerrado. Pero la prueba que nos dará la información sobre si el embarazo continúa o no es la llamada ecografía transvaginal (la que se realiza con una sonda introducida en la vagina): si se visualiza un embrión cuyo corazón late es un signo de buen pronóstico; en caso contrario, es decir si el corazón no late, el feto estará muerto.
Mientras la mujer está sangrando se recomienda la baja laboral, que permanezca en casa en reposo y que evite los trabajos pesados y las relaciones sexuales.
Aborto inevitable
La mujer suele presentar una hemorragia vaginal franca, que puede llegar a ocasionarle incluso un shock, y que se acompaña de un dolor, similar a las contracciones del parto, que provocará la dilatación del cuello uterino con la expulsión completa o no del saco gestacional. En este caso la mujer debe acudir al servicio de urgencias de un hospital.
El ginecólogo realizará una ecografía transvaginal para comprobar si la mujer ha expulsado todo el saco gestacional. En el caso de que queden restos dentro del útero es necesario realizar un legrado o raspado de la matriz para evacuar dichos restos.
Aborto diferido
Se trata de una situación en la que la mujer no presenta ningún tipo de síntoma y acude a la consulta para hacerse una ecografía rutinaria del embarazo. En esa prueba el médico observa que el embrión no presenta actividad en su corazón o que incluso no ha llegado a desarrollarse (es lo que se denomina un huevo huero o gestación anembrionado).
¿Qué hacer tras un aborto?
A toda mujer de sangre Rh negativo que ha sufrido un aborto se le debe administrar la llamada gammaglobulina anti D en las primeras 72 horas de transcurrida la pérdida de su bebé.
Tras sufrir un aborto es normal que la mujer experimente tristeza e incluso sentimiento de culpa. Se trata de reacciones naturales, por lo que se recomienda que la mujer reinicie su actividad diaria normal a los pocos días de haber sufrido este problema. También es conveniente que hable de sus sentimientos con su pareja y con amigos o familiares que hayan tenido experiencias similares.
Para intentar tener un nuevo hijo se aconseja que la mujer haya restablecido sus ciclos menstruales normales antes de plantearse un nuevo embarazo. En principio, si se trata de un aborto único, el riesgo de presentar un aborto en un embarazo futuro no aumenta. En caso de que haya presentado varios abortos repetidos deberá consultar con su ginecólogo y someterse a una serie de exámenes antes de plantearse un nuevo embarazo.
Por último, recuerde que debe seguir tomando ácido fólico para prevenir defectos en el tubo neural de su futuro bebé.