1. No puedo colocar el prepucio en su posición normal (cubriendo al glande o extremo del pene) y forma un anillo en la base del glande ¿Qué debo hacer?
La parafimosis, que no es otra cosa que lo que se ha descrito, consiste en la aparición de tumefacción, edema e incluso ulceración de la piel del prepucio secundaria a la retracción de la misma durante un tiempo prolongado.

Aunque es frecuente en niños, lo más habitual es que ocurra en pacientes adultos portadores de catéter uretral.
Para reducirla (colocar el prepucio en su sitio, cubriendo el glande), se tira del prepucio con los dedos, presionando hacia adentro el glande con los pulgares. Puede ocurrir que alcance una magnitud tal que impida el éxito de dicha maniobra; en tal caso debe consultarse a un especialista de modo urgente.
2. Si durante el acto sexual, se nota un dolor agudo en el pene y se aprecia sangrado, ¿qué se puede hacer?
En este caso, lo que ocurre es que se ha producido un desgarro del frenillo. La simple compresión de la zona entre los dedos suele controlar el sangrado sin mayor problema mientras el paciente acude al centro médico. Es aconsejable proceder a la reparación bajo anestesia local.
3. Si durante el acto sexual, nota un dolor agudo en el pene, pierde la erección y el pene se hincha ¿qué se debe hacer?
A pesar de su localización externa, su movilidad y elasticidad, el pene se puede lesionar durante la actividad sexual o por agentes externos (agresiones, arma blanca o de fuego, mordedura o incluso amputación).
La rotura de pene se sospecha cuando el paciente refiere sensación de "chasquido", dolor y pérdida inmediata de la erección, produciéndose posteriormente un gran hematoma. Esto se produce porque la(s) vaina(s) que recubren a los cuerpos cavernosos del pene (los dos cilindros que se dilatan para que se produzca la erección) tienen una rotura.
Se debe acudir a un centro hospitalario de modo urgente para solicitar una consulta especializada pues en la mayoría de los casos se requiere un tratamiento quirúrgico.
4. Tengo una erección dolorosa y mantenida durante varias horas: ¿es grave? ¿debo esperar a que se resuelva sola o debo consultar inmediatamente al urólogo?
El priapismo es una erección persistente, normalmente dolorosa, que no va asociada con la estimulación o el deseo sexual. Si se produce durante más de cuatro horas justifica una evaluación médica (urológica) urgente.
Las causas que lo producen son determinados trastornos sanguíneos, traumatismos, alteraciones del sistema nervioso, tumores, etc., si bien lo más frecuente es que esté asociado a fármacos que se usan para tratar la impotencia (fundamentalmente aquellos que se administran mediante inyecciones en el pene); en la mayoría de los casos se debe a un mal ajuste de dosis.
El urólogo hará múltiples preguntas (incluyendo antecedentes, medicaciones, enfermedades que padece, presencia de dolor asociado, etc.) para establecer si el problema está asociado con un elevado flujo de sangre (priapismo de origen arterial), en el que existe poco riesgo de lesiones en los tejidos y se caracteriza típicamente por una erección no dolorosa, o con poco flujo de sangre (priapismo de origen venoso), circunstancia que se da con mayor frecuencia y en la que el riesgo de lesiones es muy elevado.
Aunque no es una circunstancia frecuente, un priapismo (venoso) no resuelto puede dar lugar a una lesión grave del tejido eréctil del pene. Si esto ocurre, puede afectar gravemente a la capacidad para tener una erección.
5. Observo que el color de la orina es rojizo: ¿debo consultar inmediatamente? ¿es grave?
La presencia de sangre en la orina (hematuria) es un problema frecuente y que se produce por numerosas enfermedades/patologías nefrourológicas (infecciones, cálculos, tumores, crecimiento benigno prostático, etc.) e incluso se produce en algunas personas sin causa objetivable (idiopática).
Si se acompaña de fiebre, molestias o dificultad al orinar o coágulos, debe solicitar atención médica de forma urgente para enfocar el problema, tratarlo y plantear el estudio posterior.
Si no se acompaña de otros síntomas, puede concertar una cita en breve plazo con el urólogo. Mientras tanto, deberá beber abundantes líquidos y orinar con frecuencia, pues el sangrado podría desaparecer en el curso de horas o a lo largo del día, aunque pudiese reaparecer posteriormente. No obstante, si tuviera alguno de los síntomas citados, no debería retrasar la consulta médica.
6. Me he dado un golpe en el costado: ¿puedo tener una lesión en el riñón?
Se produce lesión renal en aproximadamente el 10% de los traumatismos abdominales. Las principales causas, y por orden de frecuencia, son los accidentes de tráfico, las caídas y la práctica deportiva.
El riñón infantil tiene mayor riesgo de lesión por su mayor tamaño relativo, menor cantidad de grasa que lo rodea y tiene menor protección ósea.
En muchas ocasiones, la atención urgente vendrá determinada por el modo de producirse la lesión y por las lesiones evidentes que lo acompañan (accidente de tráfico, etc.), pero a veces el golpe puede no ser muy aparatoso (ser golpeados por un balón, caídas aparentemente “menores” haciendo deporte, etc.) y debemos estar alerta ante los siguientes síntomas:
- Hematuria (sangrado en la orina)
- Pérdida de conciencia o mareo, que pueden significar un sangrado importante.
- Dolor, sensación de masa o hematoma en flanco.
En todos estos casos, debe acudir al médico de modo urgente. Ante la sospecha, lo habitual es que se le realice un análisis (de sangre y orina) y se solicite algún estudio de imagen (preferentemente TAC en pacientes de elevada sospecha).
7. Con un golpe en la parte inferior del abdomen: ¿puedo tener alguna lesión urológica?
La vejiga es un órgano que en el adulto, cuando está vacía, queda protegida por el anillo que supone la pelvis ósea. Los traumatismos vesicales raramente se producen de forma aislada, pues se encuentran lesiones asociadas en el 85% de los casos, siendo las fracturas pélvicas las más frecuentes (70-90%). Por ello, lo habitual es que se diagnostiquen en el contexto de un politraumatismo grave.
La presencia de hematuria es casi constante (87-100%). Si el paciente está consciente, tendrá dolor abdominal, pudiendo encontrarse también un hematoma suprapúbico, además de otros signos y síntomas. Se requiere una valoración especializada y un tratamiento específico según el tipo de lesión que se encuentre.
Las lesiones de la uretra afectan casi exclusivamente al varón, dada la corta longitud de la uretra femenina. Los traumatismos de uretra posterior se asocian en 90% de los casos a lesiones de la pelvis ósea, y los de la uretra anterior (la que recorre el cuerpo del pene) se deben generalmente a caídas a horcajadas, heridas penetrantes o agentes externos. Los síntomas pueden quedar enmascarados por la gravedad de las lesiones que lo acompañan (traumatismos múltiples), pero se puede apreciar uretrorragia -sangrado a través de la uretra, no asociado a la micción- (98% de los casos), hematoma perineoescrotal, e incluso micción dificultosa o imposible.
Dado que las fracturas pélvicas se suelen acompañar de lesiones de alto riesgo, el diagnóstico también se realiza en el contexto de un politraumatismo severo.
8. He recibido un golpe en la zona genital; ¿cuándo debo preocuparme?
La mayoría de los traumatismos en dicha zona son de leve intensidad y no acarrean consecuencias salvo las molestias inmediatas que, en general, todo varón ha experimentado en alguna ocasión.
Si el golpe es de mayor intensidad, el paciente presenta un dolor intenso irradiado a la ingle, a veces acompañado de sudoración, mareo e incluso pérdida de conciencia y, en raras ocasiones, incluso de shock.
Pasada esa situación inicial, se debe solicitar una consulta urgente si se aprecia un cambio en el aspecto del contenido del escroto o persiste el dolor. Se puede encontrar un hematoma de cubiertas (piel y tejido subcutáneo) que permita la palpación del contenido escrotal o no, y en este caso no puede diferenciarse de hematocele (acumulación de sangre entre las capas que rodean al testículo), hinchazón o incluso un testículo aumentado de tamaño y borde liso, compatible con un hematoma en el interior del mismo. Si se daña el ligamento escroto-testicular, el teste puede desplazarse hasta la base del pene o incluso a la región inguinal.
El tratamiento conservador va encaminado a controlar la hemorragia, aliviar el dolor y favorecer la curación testicular. Consiste en la aplicación de un vendaje compresivo, reposo, elevación escrotal y fármacos analgésicos y antiinflamatorios. La indicación para la exploración quirúrgica es la sospecha de rotura testicular o la presencia de gran hematocele.
Si se trata de una herida cortante o punzante, requiere una exploración quirúrgica y cierre si no existiera contaminación manifiesta de la misma.
En toda herida escrotal abierta, es obligado el lavado y una exploración en quirófano para eliminar el tejido desvitalizado y realizar la reparación oportuna.
9. Tengo molestias al orinar; ¿se trata de una infección urinaria?¿Cómo debo actuar?
Generalmente una situación en la que se padezca dolor o escozor al orinar, aumento del número de micciones (poliaquiuria) y sensación de haber realizado una micción incompleta (tenesmo) se trata de un proceso infeccioso urinario.
También a veces se acompaña de molestias abdominales (en la zona situada por encima del pubis), emisión de orina de aspecto turbio y maloliente e incluso hematuria (sangre en la orina). En estas situaciones se debe consultar al médico para que se evalúe oportunamente, se tome la muestra para cultivo si se estima procedente y se recete el antibiótico correspondiente.
Si esta situación se acompaña de fiebre o alteración del estado general, es aconsejable dirigirse a un centro hospitalario de modo urgente. No obstante, hay que tener en cuenta que una infección se comporta de forma variable, desde la ausencia prácticamente de síntomas hasta cuadros severos (incluso mortales), dependiendo de los factores del huésped, la agresividad del germen y el lugar del tracto urinario que afecte (pielonefritis, prostatitis, orquitis).
Por infección urinaria no complicada se entiende aquella que se da en un paciente con un tracto urinario anatómico y funcionalmente normal, es decir, cuando no es posible detectar una causa subyacente que la justifique. Se engloban en este grupo la mayoría de las cistitis (inflamaciones de la vejiga) bacterianas, así como en muchos casos de pielonefritis (infecciones que afectan el riñón) aguda en mujeres. Suele asociarse a bacterias que habitualmente son eliminables mediante un tratamiento antibiótico por vía oral de corta duración.
Se denomina infección urinaria complicada a aquella que se da en un paciente con alteraciones en la estructura o en la función del aparato urinario, o se dan en unos grupos determinados (pacientes con cálculos -piedras-, varones, pacientes con sonda, diabéticos, etc.); éstas requieren generalmente una exploración especializada.
Situaciones particulares
Los síntomas de la infección urinaria en niños depende en gran medida del grupo de edad que se considere. En neonatos y niños menores de dos años, los síntomas suelen ser inespecíficos, como retraso en el desarrollo, vómitos y fiebre.Si se trata de niños mayores de dicha edad, es probable que presenten los síntomas de los adultos que hemos reseñado.
En ancianos, los síntomas pueden ser también menos específicos, pues pueden solaparse con los de la patología prostática. Los pacientes portadores de sondas no presentarán síntomas, en ocasiones, a excepción de fiebre y dolor lumbar.
10. Noto un aumento del volumen del escroto (la bolsa que contiene a los testículos): ¿a qué puede corresponder?
Los dos factores más importantes para valorar la urgencia y/o gravedad inmediata del problema son la presencia o no de dolor y el tiempo de evolución del problema (instauración rápida o progresiva).
En principio, los procesos de aparición rápida y asociados a dolor (infección o torsión testiculares, fundamentalmente) son los que requieren una evaluación urgente; los restantes también deberán ser evaluados pero su atención podría retrasarse.
La mayoría de las enfermedades no son peligrosas, pero la detección de aquellos procesos malignos (cáncer de testículo, fundamentalmente) se debe realizar lo antes posible para mejorar la eficacia del tratamiento.
Posibles diagnósticos:
Hidrocele
Es una acumulación de líquido entre dos capas que rodean al testículo y que forman la llamada túnica vaginal. Este problema es de naturaleza completamente benigna y generalmente de curso lento.
El hidrocele habitualmente no produce síntomas, aunque en ocasiones puede producir una sensación de pesadez o causar molestias por su tamaño. Los niños con hidrocele habitualmente presentan un bulto en escroto que es pequeño y compresible por las mañanas (tras permanecer tumbado durante el sueño), pero que a lo largo del día se vuelve más grande y tenso, que no obstante, no supone peligro alguno.
El médico puede diagnosticar generalmente el problema poniendo una luz bajo el escroto que ilumina la bolsa que contiene el líquido. Si tiene alguna duda, una exploración con ecografía confirmará el diagnóstico.
Varicocele
Consiste en un aumento del volumen del escroto (de lenta evolución, aunque puede ser muy patente desde edad temprana) producido por una dilatación de las venas que recogen el riego sanguíneo de los testículos. Es un problema muy común, pues afecta al 10-15% de los varones jóvenes, y en el 90% de los casos se produce en el lado izquierdo.
A veces lo nota el propio paciente (si es de gran tamaño) pero en muchas ocasiones se descubre por casualidad durante un reconocimiento rutinario. Si el varicocele se hace demasiado grande, el paciente puede notar una pesadez o dolor en el lado correspondiente del escroto.
La simple inspección del paciente estando en pie permite su detección, pues en posición de tumbado puede desaparecer. Si existen dudas, se le hace aumentar la presión abdominal (por ejemplo, toser) para que resulte más evidente. La ecografía doppler puede confirmar el diagnóstico.
Infección (orquitis-epididimitis)
A pesar de que el epidídimo y el testículo estén situados de forma contigua y de compartir algunas membranas o “envoltorios”, la inflamación en los testículos y en el epidídimo puede tener síntomas diferentes. La inflamación del epidídimo es mucho más frecuente que la del testículo (orquitis); no obstante, en muchas ocasiones ambos están afectados.
La causa no siempre es una enfermedad de transmisión sexual, sino que pueden provenir de gérmenes presentes en la orina.
¿Qué se siente?
- Dolor en el escroto, más intenso al andar, que puede aliviarse con la elevación del testículo afectado
- El escroto puede hincharse y/o enrojecerse
- Fiebre
- Molestias urinarias
¿Qué hacer si se tienen estos síntomas?
Es conveniente acudir de modo urgente al médico para diagnosticar este problema infeccioso y distinguirlo de otras situaciones (torsiones del testículo fundamentalmente, etc.) y administrar un tratamiento lo antes posible. Los antibióticos y los antiinflamatorios suelen ser el único tratamiento necesario en caso de que una bacteria sea la causante.
Una exploración a cargo del especialista (urólogo) es recomendable, sobre todo si la infección reaparece, se da en niños o está asociada a síntomas urinarios. Además, no hay que olvidar la posibilidad de que se produzcan secuelas como abscesos e infartos testiculares, dolor crónico o incluso afectación de la capacidad reproductiva tras el padecimiento de este problema, si bien esto ocurre raramente ante un tratamiento correcto instaurado de forma temprana.
Traumatismos
Generalmente, el dolor disminuye en un escaso período de tiempo, y es muy bajo el peligro de que se produzca cualquier lesión permanente. Si el dolor persiste durante más de unas horas, el escroto se hincha o si la orina contiene sangre, debería realizarse una consulta de modo urgente.
Si aplica una compresa fría durante no más de cinco minutos aliviará el dolor de forma importante en los casos leves.
Torsión testicular
La torsión espontánea de un testículo corta su propio suministro de sangre. El testículo empieza a doler forma intensa y de modo brusco, de manera que incluso provoque náuseas y vómitos. El diagnóstico es más difícil en niños recién nacidos, pues puede debutar únicamente como una masa en escroto con pocos síntomas acompañantes.
Hay que distinguirlo de una infección del testículo (orquioepididimitis aguda), que puede producir unos síntomas similares, pero en cualquier caso debe examinarse de forma urgente, pues la consecuencia de una torsión no corregida podría suponer incluso la pérdida del testículo.
El dolor no remitirá a no ser que el testículo se coloque en la posición correcta con una intervención quirúrgica que necesita realizarse en breve plazo de tiempo.
Tumor testicular
Generalmente se trata de un bulto en el testículo que no duele, que tiene consistencia sólida y que es de crecimiento lento. No se acompaña de fiebre, de enrojecimiento de la piel o de molestias al orinar. Habrá que concertar una cita con el urólogo ante una lesión que sea sospechosa.
11. Me duele el costado: ¿tengo un problema renal? ¿Se trata de un cólico nefrítico?
Los cálculos del aparato urinario se manifiestan de diversas formas dependiendo de su tamaño y localización, siendo lo más frecuente el dolor que se presenta cuando el cálculo produce una obstrucción al paso de orina en cualquier porción del uréter, provocando distensión de la vía urinaria.
El cólico renal es un dolor intenso de instauración súbita que se localiza en la región lumbar del lado afectado, y que se puede irradiar al abdomen, la ingle y testículo o vulva. Puede acompañarse de sudoración, palidez, nauseas y vómitos. Si está próximo a la vejiga, el paciente también puede presentar deseo miccional continuo, escozor y micción frecuente.
Otros problemas que puede causar son la emisión de orina teñida de sangre (hematuria) e infección de la orina. En muchas ocasiones, se atribuyen a los cólicos renales molestias lumbares secundarias a problemas osteomusculares. El agravamiento de los síntomas con la movilización o el que lleven mucho tiempo presentes no son datos que apoyen el diagnóstico de cólico nefrítico.
La intensidad del dolor de un cólico renal probablemente obligará al paciente a visitar con carácter urgente al médico, que en muchas ocasiones utilizará medicación intravenosa o intramuscular para controlarlo, lo cual se aplicará en un ambulatorio u hospital. Si esto se acompaña de fiebre, escalofríos o deterioro del estado general, es recomendable acudir a un centro sanitario de forma urgente.
Generalmente se realizarán, de forma inicial, unos análisis de sangre y orina, sobre todo para valorar la función renal y descartar la presencia de infección urinaria. Asimismo, se harán pruebas de imagen que nos informan de la posición de la litiasis en muchos casos y, sobre todo, del grado de obstrucción que tenga el riñón afectado. Esto permitirá que nos orienten hacia el tratamiento más adecuado.
12. ¿Si no puedo orinar, a qué puede deberse y qué debo hacer?
Una de las complicaciones del prostatismo consiste en que, en algunos casos, el paciente se encuentra que de repente le resulta imposible orinar, acompañándose esto de dolor y/o sensación de masa en la porción inferior del abdomen. Esta situación es conocida como retención aguda de orina.
Los estudios realizados indican que este trastorno afecta al año a un 1-2% de pacientes con hiperplasia benigna de próstata, si bien también se da ante otros problemas (tumores de próstata, estrecheces de uretra, problemas neurológicos, entre otros). Es un proceso muy doloroso y necesita atención médica urgente para el alivio de los síntomas (poner una sonda o un catéter través de la porción inferior del abdomen para permitir la evacuación de la orina). No obstante, se requiere un estudio urológico posterior para evaluar el proceso de base y plantear su eventual resolución.
Dr. Luis Clemente Ramos, especialista en Urología.