8 cosas que el dermatólogo querría que supiera sobre protección solar

Podríamos estar protegiéndonos peor de lo que creemos

Mujer quemada por el sol en los hombros

1. La diferencia entre los rayos UVA y los UVB

El sol no emite una única radiación. El sol emite, entre otras, radiación ultravioleta en las formas UVA y UVB. La UVB es la que daña las capas superficiales de la piel, produciendo la quemadura solar. A ella hay que agradecer la tortura de ponerse los tirantes del sujetador en los hombros bien enrojecidos y brillantes. También tienen un papel importante en el desarrollo de cáncer de piel.

Los rayos UVA penetran mucho más profundamente en la piel y causan su envejecimiento y también daño en el ADN, lo que puede provocar cáncer de piel.

Se consideraba los rayos UVA menos dañinos que los UVB, pero hoy se sabe que los UVA son peores. Varios estudios sugieren que la falta de filtros anti-UVA puede ser responsable de la mayor incidencia de melanoma entre los que no usan protectores con filtros anti-UVA.

2. Hay que usar un protector de amplio espectro

El factor de protección no proporciona el nivel de filtrado del producto en cuestión contra los UVA; coloquialmente “la protección”, es una medida del filtro contra los UVB, por lo que es necesario comprobar el frasco, donde debe aparecer claramente que filtra los rayos UVA y protege de su pernicioso efecto. En algunos países se incluye una escala del 1 al 5 de protección frente a ellos.

3. Un factor más alto no siempre implica mayor protección

¿Buscando protección 100 pensando que estará súper-protegido? Piénselo mejor.

Los protectores solares con altos factores, como 75 ó 100, en realidad no protegen significativamente más que un factor 30. Éste bloquea el 97% de los UVB y el factor 50, el 98.

4. Los auto-bronceadores y los protectores no se mezclan bien

El principal ingrediente de los bronceadores es un compuesto llamado dihidroxiacetona (DHA), que funciona creando una reacción química en la piel. El DHA es tan potente que “ataca” a otros químicos con los que se pueda mezclar. Si un fabricante hiciera un protector solar al que se añadiera DHA, pasaría indudablemente los tests y se lograría la panacea: un protector que, a la vez, bronceara. Pero el producto no sería estable: en un par de semanas habría destruido la protección UVA.

Hombre tumbado boca arriba al sol

¿Qué hacer? Pues aplicarse el bronceador la noche antes, o un par de días antes de las vacaciones. Mientras no se lo ponga el mismo día, el protector solar funcionará perfectamente.

5. La 'fotoestabilidad' es importante

Este término, fotoestabilidad, hace referencia a la capacidad de un producto de conservar sus propiedades sometido a la luz del sol: si algo es fotoestable no se descompondrá, o romperá. Pero esto no quiere decir que haya que aplicárselo una sola vez. Hay que volver a dárselo por varias causas: sudamos, nadamos, nos duchamos, nos secamos con una toalla… todo ello va eliminando el protector.

Es necesario dárselo cada dos horas, o cada media hora si hace mucho calor, máxime si es húmedo. Y por cierto… aunque en el frasco se mencione “resistente al agua”, en realidad lo es solo no más que hasta 40 minutos después de mojarse.

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6. Los protectores en espray no siempre funcionan

Los protectores en espray contienen mucho alcohol, y éste destruye la fotoestabilidad, a la vez que seca la piel justo cuando más hidratación necesita.

Evitar el alcohol en un protector es casi imposible, pero lo ideal es que contenga poca cantidad. De modo que deben rechazarse los productos en que en la etiqueta figure al alcohol entre los primeros ingredientes; y prestar atención especial a los aerosoles, geles y esprays.

7. Las píldoras “suplementos del bronceado” pueden tener más inconvenientes que ventajas

Las píldoras potenciadoras del bronceado se suelen anunciar como la manera más fácil de acelerar el bronceado. No tiene sentido incrementar la producción de melanina que es en realidad un signo de daño cutáneo. Es preferible evitarlas.

8. Existen protectores solares que no producen manchas

En realidad no es el filtro UV el que causa las manchas, sino cómo se formula la crema “alrededor” del filtro. Hay que evitar las cremas de textura grasa y que no se absorben después de un par de minutos. Un buen punto de partida es elegir protectores solares “oil free”, o libres de aceites o grasas.

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