Si ha tenido problemas tan dispares como dolor de cabeza, encías inflamadas o estreñimiento…
No podemos afirmar que beber más sea la purga de Benito que va a solucionar todos los males, pero sí podemos asegurar que mantener el cuerpo hidratado es extremadamente importante. Necesitamos el agua para regular la temperatura del cuerpo y librarnos del exceso de calor y es crucial para mantener la función renal y expulsar las toxinas que acumulamos en nuestra vida diaria.
Lo más fascinante de la relación del cuerpo con el agua es que cuando se bebe un sorbo, el cuerpo sabe perfectamente a qué parte debe enviarlo: es muy, muy listo y usará el agua exactamente donde y para lo que es necesaria.
Asumiendo que está sano, un vaso valdrá para añadir líquido a la sangre o para ayudar a expulsar toxinas. Y no tiene que racionarla: si bebe más de la que necesita, la eliminará en el cuarto de baño. Pero si no bebe la suficiente, el cuerpo y la mente sufren. Lea a continuación cinco señales de que debe beber más agua.
1. Aturdimiento
¿Tiene problemas de concentración? En un artículo de 2012 en la revista Journal of the American College of Nutrition, unos investigadores encontraron que una mínima deshidratación, de sólo un 2% entorpece la atención y la memoria. Y esto es solo la punta del iceberg. Otros estudios asociaron deshidratación con problemas de ansiedad y fatiga en hombres jóvenes y mal humor y problemas para realizar tareas, así como confusión y despiste en mujeres jóvenes.
Los investigadores afirman que el cerebro ha evolucionado y nos avisa antes de que la deshidratación empeore. Pero en ese punto ya puede ser peligrosa. Otro pequeño estudio de 2015, llevado a cabo en 15 hombres y publicado en Physiology and Behaviour sugirió que los problemas cognitivos asociados a la deshidratación pueden incrementar los errores al volante, equiparando el riesgo al del conductor con alcohol en sangre o con falta de sueño.
2. Estreñimiento
Algunos de los síntomas de esta lista son leves, y fácilmente corregibles bebiendo un vaso de agua; pero el estreñimiento puede ser señal de deshidratación crónica. El intestino necesita agua para mantenerse en marcha. La falta de agua en el colon endurece las heces y dificulta enormemente el tránsito intestinal. Un estudio de 2013, publicado en la revista American Journal of Gastroenterology, mostró que una hidratación inadecuada era causa de que un 30% de mujeres fueran más proclives al estreñimiento. Beber más agua, hallaron los autores, es una buena manera de abordar el problema.
3. Rendimiento bajo en el ejercicio
Salir a correr cuando hace calor es una buena receta para sudar a chorros. Pero sudar mucho y no reponer líquidos es arriesgarse a sufrir calambres o, peor aún, un golpe de calor. No solo disminuye la capacidad física sino que se puede padecer debilidad y mareos. Para prevenir ese tipo de emergencias, hay que hidratarse 20 ó 30 minutos antes de salir con un buen vaso de agua, de 350 o más mililitros. Y, si hace calor, beba un poco cada 20 minutos durante el ejercicio.
4. Problemas de orina
Cuando no hay suficiente agua circulando en el cuerpo, los riñones no producirán mucha orina. Dado que está más concentrada, el olor será más fuerte y el color más oscuro. La alta concentración puede provocar que ir al cuarto de baño sea más incómodo y hasta irritante.
5. Dolores de cabeza
Incluso una leve deshidratación puede provocar un persistente dolor de cabeza.
No sabemos exactamente por qué, pero podría tener algo que ver con el hecho de que la deshidratación causa la disminución del volumen de los fluidos que rodean la médula espinal y el cerebro, lo que podría afectar la presión a que ambos se ven sometidos.
La deshidratación desencadena las migrañas y cefaleas de quienes los sufren, según un estudio de 2010 publicado en la revista Handbook of Clinical Neurology. Los autores citan investigaciones anteriores que mostraron que beber dos vasos de agua alivió la mayoría de los trastornos.
Beber con cabeza
No hay mucha evidencia que avale la idea de que haya que beber 8 vasos diarios. Aunque… una posible ventaja de esa directriz es que supone un recordatorio para la gente que bebe demasiado poco.
Juzgar si se bebe suficiente puede ser tan simple como preguntarse cómo se siente uno mismo. Si no está cansado, con molestias de cabeza, su orina no es muy oscura… Bueno, probablemente esté bien hidratado.