Pregunta
Gracias por su atención, mi caso es el siguiente: hace aproximadamente 2 años se me diagnosticó un tumor maligno de colon. Los médicos esperaron para la intervención quirúrgica aproximadamente 6 meses, para hacer los análisis necesarios y comentaban que el tumor tenía un tamaño de aproximadamente 15cm. Al momento de extirparlo ya había perforado parte de mi intestino, así que toda la materia fecal se había esparcido por mi organismo durante dos días, por lo que me operaron de emergencia, cortaron parte del hígado y aproximadamente 2 metros de intestino, dejando una ileostomía, pero como se rompió el tumor tuvieron que reoperarme para hacer recolección de materia fecal e infecciosa que ocupaba además huesos del coxis (3 veces). Estuve reteniendo líquidos por el suero que se me administraba (solucion salina) así que hubo que operarme para introducir un catéter para que mis riñones no se infectaran. Sufrí además un derrame pleural al que se aplicó el mismo procedimiento que en el íleon para drenar la infección. Despues de 2 meses y medio de estar en terapia intensiva me dieron de alta con la ileostomía colocada e indicaciones de regresar en dos meses para mi primera quimioterapia. Se me estuvo aplicando folfox durante aproximadamente 12 meses, la quimioterapia me tocaba 5 días seguidos al mes, y la fueron disminuyendo hasta que dijeron que se había erradicado el cáncer y me dieron indicaciones de ir a citas mensuales durante 5 años para descartar la reincidencia. Pasaron 4 meses sin quimioterapia y comencé a sentir un dolor además de una inflamación franca en la zona derecha superior abdominal. Los doctores no me daban un diagnóstico hasta que por mi cuenta me hice una radiografía de torax y de ahí me mandaron de urgencia a mi clínica. El dolor no me dejaba comer, ni tener una vida normal. Estuve una semana hospitalizado y a mis hijas les dijeron que tengo un tumor de 12,3cm ubicado en el hígado, comprometiendo asas del intestino y comprimiendo el riñón. Después de esto pasan aproximadamente 3 semanas programando mi operación, me administraron alimentación parenteral y transfusión de sangre, para prepararme para la cirugía. En ese lapso de tiempo tuve otro derrame pleural que me impedía respirar, me estabilizaron con nebulizaciones con salbutamol y oxígeno medicado. Pospusieron mi cirugía una semana más y después me dijeron que no me iban a poder operar porque el lugar en donde se encontraba ubicado mi tumor era inoperable, que no había nada que hacer, que es un cáncer en fase IV y lo único que quedaba era esperar, darme un cuadro de calmantes y cuidados paliativos. Después de esto me transfirieron a otra clínica sin especialidad de oncología porque ellos ya no se podían ocupar de mí. Incluso de esta clínica me quieren mandar a mi casa para que espere el fin de mis días. ¿Será posible que no puedan hacer un esfuerzo e intentar la cirugía? ¿No hay algún método para que mi tumor se reduzca y así poderlo operar? Estoy muy confundido, me siento débil, pero estoy consciente y veo lo que pasa a mi alrededor. No quisiera morir y me siento con ánimos de seguir otro tratamiento alternativo y no morir sin haber luchado antes.
Respuesta
Lo primero que queremos decirle es que no entendemos muy bien por qué se produjo la demora inicial para el tratamiento quirúrgico de su tumor de colon, lo cual, asumiendo que le asistieron médicos de adecuado nivel profesional, sólo podemos achacar al hecho de que fuera muy complicado llegar a un diagnóstico definitivo. Pero aun así nos llama mucho la atención, sinceramente.
Respecto a los eventos posteriores (perforación intestinal, peritonitis y derrames pleurales) podemos decirle que son complicaciones típicas de fases avanzadas de los tumores cancerosos y, de acuerdo a lo que nos relata, parecen haber sido resueltos en su caso adecuadamente según fueron sucediendo.
Ahora, por lo que nos comenta, se encuentra en una situación algo mejor, tras tener una buena respuesta a quimioterapia, pero en la que se ha visto que su hígado está nuevamente afectado por la enfermedad. Lo que le han comentado al respecto de que la cirugía no es ya una opción razonable se debe al hecho de que la cirugía es un tipo de terapia para el cáncer pero con ciertas limitaciones, pues sólo es lógico hacer pasar por ella a un paciente cuando el tumor está confinado y cuando existe una previsión suficientemente fundada de que dicha terapia va a mejorar la calidad de vida del enfermo o va prolongar su supervivencia.
Así pues, si le han dicho que la cirugía no es planteable, desgraciadamente no podemos decirle otra cosa que la de que debe confiar en dicha valoración. Cuando se produce esta situación los tratamientos disponibles se limitan únicamente a la radioterapia y/o la quimioterapia y, en algunos casos de fase IV, ni siquiera es posible recomendar tales opciones. De cualquier modo, como sin duda comprenderá, nosotros no podemos recomendarle ninguna iniciativa especial, pues no somos sus médicos.
No queremos sin embargo dejar de aportarle algunas reflexiones en esta dura etapa que le toca vivir, en la confianza y en el deseo de que estas le sean humanamente útiles:
Recabe el oportuno tratamiento para el dolor, los fármacos adecuados y en las dosis adecuadas; le evitarán un sufrimiento innecesario.
Existen ciertas técnicas de relajación mental y física, que pueden ayudarle a controlar pensamientos negativos y reacciones de ansiedad. Le ayudarán a controlar posibles dolores y a estar más tranquilo y relajado.
No centre su vida en su enfermedad, dedíquele el tiempo preciso y necesario, pero oblíguese a realizar otras actividades productivas o de ocio (leer, escribir, pasear, ver películas, o las que le motiven y su estado le permitan).
Apóyese en sus familiares, amigos, conocidos, para compartir con ellos el tiempo, así como sus inquietudes, posibles miedos y tener una perspectiva más amplia de su realidad, no sólo su forma de ver las cosas.
Existen profesionales de la psicología especializados en atender psicológicamente a personas con enfermedades graves. Si considera que pudiera necesitar una atención más técnica, recurra a uno de ellos.
Y recuerde que nadie sabemos cuánto tiempo vamos a vivir, por lo cual debemos aprovechar cada día de nuestra vida para sacarle el mayor provecho, a partir nuestros deseos, posibilidades y limitaciones.
Cordialmente,
Dres. José I. Baile Ayensa y Alfonso Santiago Marí.